domingo, 31 de agosto de 2008

Un caso más de inseguridad en México

Una madre contra seis asesinos

Una pedagoga mexicana captura en solitario a los secuestradores de su hijo - Decenas de miles de personas se manifiestan contra la violencia
MAITE RICO - Madrid - 31/08/2008

La pesadilla de Isabel Miranda comenzó el 12 de julio de 2005, cuando su hijo, Hugo Wallace, de 30 años, no llegó a una cita familiar. Las llamadas al móvil no encontraban respuesta. Su casa estaba vacía y en orden. La noche anterior, Hugo le había dicho a una amiga que iba al cine con una "nueva novia". Allí acudieron a buscar pistas. El estacionamiento estaba vacío. Recorrieron infructuosamente hospitales y centros de emergencia. "Ahí ya me puse como loca", dice Isabel. Ciudad de México está a la cabeza de secuestros en el mundo y Hugo era un próspero empresario: la familia se temió lo peor.

Cortaron el cuerpo con una sierra y lo bajaron en bolsas de basura
"No pararé hasta dar con los restos de Hugo y ver a Tagle entre rejas"


Isabel logró que la compañía telefónica le facilitara el listado de llamadas del móvil de su hijo. La última había entrado a las 21.20 del 11 de julio. Localizaron la antena y sobre un mapa se dividieron los barrios en un radio de seis kilómetros, la zona de cobertura. "Un sobrino encontró el vehículo de Hugo en la colonia Insurgentes. Estaba mal estacionado. Al verlo, me solté a llorar".

Un vigilante le dijo que "una mujer alta, bustona, guapa" había aparcado ahí. Vivía enfrente, en la calle Perugino, 6, apartamento 4. Tocaron el timbre cuando un niño salía del portal. "Ahorita no te van a querer abrir, porque hubo un problema, bajaron a un muchacho herido". Espantada, Isabel llamó a la policía. "En lugar de ayudar, no nos dejaron entrar en el edificio. Lo obstaculizaban todo, como si protegieran a alguien".

En ese momento la vida de esta pedagoga de 58 años cambió. Puso una denuncia por secuestro, dejó su trabajo y se zambulló en la búsqueda de su hijo, con la ayuda de hermanos, sobrinos y cuñados. Durante dos semanas vigilaron la casa, en turnos de 12 horas. "No sabíamos a quién buscábamos. Solicité en vano una orden de registro. Un día cambiaron la alfombra. Llamamos a la policía. Nunca llegó".

En ese tiempo hablaron con los vecinos, los recolectores de basura, la señora del puesto de quesadillas... Lograron saber que en ese lugar vivía una joven y su novio, un tipo mal encarado que alardeaba de su chapa de policía. Ella era bailarina del grupo Clímax, del Estado de Veracruz. Haciéndose pasar por secretaria de una empresa interesada en contratar al grupo, Isabel logró los datos y la foto de su objetivo, Hilda González. Y la localizó en la otra punta del país, en Jalisco.
Isabel ya no soltó a su presa, que regresó poco después a la capital. Para entonces, la familia Wallace había recibido una foto de Hugo, tirado en el suelo y con los ojos vendados. Los secuestradores exigían 950.000 pesos.


Isabel decide enviar fuera de México a su marido, un contable jubilado con problemas cardiacos, y a su otra hija. No quiere más preocupaciones. A partir de Hilda, tira del hilo y va armando el rompecabezas. Disfrazada con pelucas y almohadillas. Haciendo seguimientos. Comprando voluntades. "Aprendimos sobre la marcha, con creatividad", dice. Su hermano y un abogado amigo son sus escuderos. En las semanas siguientes han identificado al novio de Hilda: César Freyre, policía del Estado de Morelos.

En noviembre se interrumpe el contacto con los secuestradores. El 10 de enero de 2006, después de algunos intentos fallidos, la policía federal detiene por fin a Hilda. Freyre cae dos semanas después. La propia Isabel lo captura. "Mi hermano y yo nos apostamos cerca del restaurante de donde trabaja la amante. Una noche, al acabar la jornada, tomó un taxi. La seguimos hasta donde la esperaba César Freyre". Al verlos, Freyre saca una pistola, pero Isabel y su hermano se le tira encima y lo derriban. "Fue una inconsciencia. No nos mató porque Dios es grande".

La trama resultaría novelesca de no ser porque el cuerpo descuartizado de Hugo Wallace yace hoy en algún lugar de la ciudad. "Lo mataron en la misma noche del secuestro. Hilda confesó todo. Mi hijo se violentó y lo golpearon. Se les fue la mano". Lavaron el cuerpo y le hicieron fotos para pedir el rescate. Después lo cortaron con una sierra eléctrica y bajaron los pedazos en bolsas de basura.

Entonces sí, la policía registró el piso de la calle Perugino. En él encontraron el carné de conducir de Hugo y manchas de sangre que resultó ser del joven. "¡Siete meses después del secuestro! ¡Nosotros habíamos dado con la casa al día siguiente!" suspira.

Tan aterrador como el panorama que ofrecen las estadísticas de secuestros en México: 564 en 2005; 608 en 2006, 789 en 2007, más de 500 en lo que va de 2008. Eso son sólo los denunciados. En términos reales las cifras se triplican. México es hoy el primer país en secuestros, por encima de Irak. Un país donde hay 1.600 cuerpos policiales distintos y descoordinados, y diferentes legislaciones en los Estados. Donde el 98% de los crímenes quedan impunes. Y en el que han muerto este año 3.000 personas a manos del narcotráfico.

La rutina de violencia ofrece tales episodios de brutalidad que aún es capaz de horrorizar a la sociedad mexicana, como el hallazgo el jueves de 12 cuerpos decapitados en Yucatán. Las autoridades informaron ayer de la detención de tres sospechosos.

Con el hallazgo de las manchas de sangre de su hijo, el caso apenas comenzó para Isabel. Hilda da los nombres de los cómplices: Jacobo Tagle. Brenda Quevedo. Los hermanos Alberto y Tony Castillo Cruz.

Por esas fechas la capital mexicana se llena de anuncios gigantes con las caras de los miembros de la banda, bajo la leyenda de "secuestrador y asesino" y una recompensa a cambio de información. En el verano de 2006, los rostros de esos delincuentes flanquean los retratos sonrientes de los candidatos presidenciales, en plena campaña electoral.

Todos van cayendo. Uno a uno. A Brenda le siguió la pista hasta Estados Unidos. El FBI la detuvo en noviembre pasado en Kentucky. Ahora está a la espera de que la extraditen. Sólo falta Jacobo Tagle. "Debe estar en Israel. Su familia es de allá y no hay acuerdo de extradición".
"Nosotros hicimos todo el trabajo. Algunos funcionarios me han ayudado, es cierto. La Procuraduría [fiscalía] nos ha apoyado. Pero la policía no ha hecho nada", cuenta Isabel. Por el camino ha localizado a otras cuatro víctimas de Freyre, que se han unido al proceso. Ha descubierto el cadáver de un compinche de la banda, asesinado por sus cómplices. Y ha destapado las conexiones del grupo con agentes policiales de Morelos y la capital.


Isabel afronta una denuncia por intento de secuestro y otra por "ensuciar el buen nombre" de Freyre en anuncios espectaculares. Nada importante, comparado con el intento de atentado que sufrió hace apenas dos meses, cuando unos hombres dispararon contra su vehículo.

"No pararé hasta dar con los restos de Hugo. Y hasta ver a Jacobo Tagle entre rejas". Ahora ayuda a otras personas y da conferencias. Y ha impulsado con otras organizaciones la gran marcha, con decenas de miles de participantes, de ayer en la capital. "No es una marcha más. Es el inicio de los cambios que necesitamos. Lo que nos pasa no es solo problema de las autoridades. Tiene también que ver con nosotros como ciudadanos". Otras 70 ciudades del país y ocho del extranjero, entre ellas Madrid, también acogieron concentraciones.

Isabel se muestra escéptica ante el reciente Acuerdo por la Seguridad firmado por todos los poderes el Estado. "No me creo el discurso político. Dicen lo mismo desde hace ocho años. No habrá cambio sin nosotros".

Dilemas cerebrales

DILEMAS EN EL CEREBRO

En el futuro será posible leer el pensamiento y tal vez llegar a modular el comportamiento. La puerta a un mundo insospechado está abierta.

MILAGROS PÉREZ OLIVA El País, 30/08/2008


la vista de los avances en neurociencia que hemos visto en el Picower Institute, está claro que algún día, seguramente no muy lejano, será posible leer el pensamiento, o por lo menos, porciones de pensamiento. Y modular el comportamiento, lo cual abre la puerta a un mundo insospechado. Las investigaciones más recientes en el campo de la neurociencia tienen que ver con la localización del comportamiento y el juicio moral. Para hablar de ellas vamos a dejar el MIT, vamos a cruzar el río que separa Cambridge de Boston, y vamos a dirigirnos a la Facultad de Medicina de Harvard, concretamente al Berenson-Allen Center for Non-Invasive Brain Stimulation. Les aconsejo que me sigan porque vamos a encontrarnos con uno de los científicos que más ha trabajado, y meditado, sobre el cerebro, y seguramente una de las personas con más capacidad de estimular las neuronas... hablando de neuronas.

"no pensaba en ejercer como neurólogo, aunque luego le he tomado gusto a tratar a los enfermos. Quería investigar el cerebro porque me interesaba la filosofía y tenía muy claro el tipo de preguntas que quería hacer"


Es Álvaro Pascual-Leone, director del Berenson-Allen Center. Se educó en el Colegio Alemán de Valencia, lo que le permitió estudiar Medicina en Friburgo (Alemania), pero se fue a Estados Unidos a especializarse en neurología con un propósito muy claro: dedicarse a la investigación.

-¿Tan claro lo tenía?

-Sí, absolutamente. En ese momento no pensaba en ejercer como neurólogo, aunque luego le he tomado gusto a tratar a los enfermos. Quería investigar el cerebro porque me interesaba la filosofía y tenía muy claro el tipo de preguntas que quería hacer.

Mientras estudiaba neurología en Minnesota asistió a una conferencia de Anthony Barker sobre una nueva técnica que acababa de desarrollar, la estimulación magnética transcraneal. De eso hace 22 años y no recuerda cuántas veces la ha aplicado, pero ha podido cumplir con creces su deseo de adentrarse por los dominios donde la neurología se encuentra con la filosofía.
Los experimentos con estimulación magnética son realmente sorprendentes. Veamos uno sencillo: te colocan en la cabeza un artilugio un tanto extraño pero en absoluto amenazante, que el investigador va orientando hasta encontrar el área de Broca, la zona del cerebro que controla el habla. Cuando la localiza, te pide que le expliques una historia. Mientras estás hablando, activa un mecanismo y sientes como una pequeña descarga. No duele, sólo notas que algo extraño ocurre en tu boca. Las palabras no te salen. Sabes muy bien lo que quieres decir, pero tu garganta no responde. Es como una de esas pesadillas en las que basta una palabra para que se abra la puerta que te salvará de tus perseguidores, ¡y no hay manera de pronunciarla! Entonces el investigador te sugiere que en lugar de hablar, cantes. Y entonces, sí que puedes. ¿Por qué? Porque la función de cantar está en el lóbulo derecho, y lo que tienes bloqueado es el izquierdo.
Los primeros trabajos sobre interferencias en el habla los realizó Álvaro Pascual Leone en 1988. El último, publicado en colaboración con Marc Hauser, profesor de Psicología de Harvard, ya no trata sólo de bloquear una función concreta, sino de modificar un comportamiento.


-Eso suena a ciencia-ficción. ¿Qué han hecho exactamente?

-Hemos demostrado que puedes cambiar el juicio de una persona bloqueando determinadas partes de su cerebro. Cosas que antes le parecían muy mal a esa persona, pasan a resultarle indiferentes.

-Esta frontera de la ciencia resulta muy inquietante. ¿Seguirá intacto mi cerebro cuando salga de aquí?

-Tranquila, es sólo un experimento. En realidad funciona como los famosos paradigmas del tren.
Se refiere a los experimentos que Jonathan Cohen publicó en 2001 en Science. Los llamados paradigmas morales, o más bien mortales. Veamos el primero de ellos. Tenemos un tren que viene a toda velocidad; el sujeto al que se plantea el dilema está junto a una bifurcación en la que hay una aguja que se puede accionar para que el tren vaya por una vía o por la otra. En una de las vías hay un trabajador y en la otra tres. El tren no puede detenerse. Lo único que puede hacer el sujeto es mover la aguja para que vaya por una vía o por la otra. ¿Qué hará? La mayoría de los que participan en este dilema accionan la manivela para que el tren vaya hacia la vía en la que sólo hay un trabajador. Deciden que muera uno para salvar a tres.


En el segundo dilema, la situación es la misma, pero en lugar de bifurcación, hay una sola vía. Muy cerca del sujeto, hay un operario trabajando en la vía y unos metros más allá, otros tres. El tren parará automáticamente si se interpone un objeto en su camino. El sujeto sabe que la única cosa que puede hacer es empujar a la vía al trabajador que tiene más próximo. ¿Lo hará? La decisión es la misma, matar a uno para salvar a tres, pero empujando, que es distinto. La mayoría de quienes participan en esta prueba deciden no empujar al trabajador y, por tanto, mueren los otros tres. Hay algo, en este caso, por encima del raciocinio, que no les deja optar por la mejor solución. Algo de orden moral.

Daria Knoch y Ernst Fehr siguieron avanzando con un nuevo dilema, el del Ultimatum Game. Participan dos sujetos a los que se ofrece una cantidad importante de dinero que podrán repartirse entre ellos sólo si se ponen de acuerdo en el reparto. A uno se le dará la facultad de proponer el trato y el otro sólo tendrá dos opciones, aceptar o rechazar la oferta. Si la acepta, cada uno se llevará la parte acordada. Si la rechaza, ninguno recibirá nada. El planteamiento racional sería: puesto que él tiene la capacidad de decidir, si rechazo la oferta, me quedo sin nada. Luego la posición más ventajosa -y egoísta- es aceptar lo que me proponga. Pues no. La mayoría de los sujetos que participan en el Ultimatum Game rechaza la oferta si ésta es inferior al 40%. La rechazan de plano, y además suelen enfadarse. Pero si en lugar de una persona, es un ordenador el que hace la oferta injusta, entonces, ¡la mayoría acepta lo que la máquina le ofrece!

-¿Por qué esta diferencia?

-Porque un ordenador no es humano. Con la decisión de rechazar la oferta injusta, practican el llamado "castigo altruista", un rasgo muy humano: actuar contra el propio interés por defender un principio moral.

-¿Y eso se procesa en un lugar concreto del cerebro?

-Sí. Sanfey y Cohen habían comprobado que con el Ultimatum Game se activaba tanto la corteza prefrontal, que regula el raciocinio y el juicio moral, como la amígdala, que procesa las emociones, pero eso no aclaraba mucho las cosas, porque no sabes qué es causa y qué consecuencia.

¿Primero decides la acción y luego la juzgas, o primero la valoras y luego decides?

La estimulación magnética intracraneal nos ha permitido dar un paso trascendental. Nuestra hipótesis era que la corteza prefrontal se activaba precisamente para inhibir la amígdala; y que si bloqueábamos la corteza, los individuos aceptarían cualquier oferta que les hicieran porque predominaría el interés egoísta. Y así ha sido.

En esta investigación, se ha visto que la disrupción del cortex dorsolateral derecho (y no el izquierdo) mediante estimulación magnética intracraneal, reduce el impulso de rechazar las ofertas intencionadamente injustas.

-¿Conclusión?

-Que los humanos inhiben el egoísmo con valores sociales y morales, y eso se hace en esa parte concreta del cerebro. La especie humana es capaz de exhibir justicia recíproca, lo cual implica el castigo de los individuos que tienen conductas injustas, incluso cuando eso daña el propio interés. Para ello ha desarrollado un sistema cortical capaz de inhibir la acción reflexiva encaminada a buscar el propio interés. Y este sistema de inhibición es tan fuerte que somos capaces de llegar a matarnos a nosotros mismos por convicciones políticas y morales.

Todo esto plantea cuestiones trascendentales. ¿Los terroristas suicidas tienen más desarrollada esa parte del cerebro? ¿La han desarrollado en las madrazas? ¿En qué parte se procesa el impulso violento de los agresores sexuales? ¿Podría cortocircuitarse si lo averiguáramos?

En el despacho de Álvaro Pascual-Leone hay colgada una gran fotografía un tanto extraña. Un grupo de comensales comparte mesa en lo que parece ser un agradable banquete. Todo es muy normal... excepto que llevan los ojos vendados.

-Parece el fotograma de una película de Buñuel. ¿Qué significa?

-Con este experimento demostramos que si te dejamos con los ojos vendados, en apenas unos días la parte de la corteza cerebral que normalmente procesa la información visual empieza a procesar la del tacto y la del oído, y aumenta la memoria verbal. Puro Machado aplicado a la neurociencia: hacemos cerebro al andar...

-¿Tan plástico es?

-Tanto que ya se ha comprobado que el uso insistente del dedo pulgar por los jóvenes en los teléfonos móviles hace que ahora, cuando mueven ese dedo, se enciende un área mayor del cerebro. Para bien o para mal, toda actividad, toda percepción, cambia nuestro cerebro. Y todo pasa en el cerebro. Si tienes una pancreatitis crónica, puede ser una disfunción cerebral tanto como orgánica, porque el cerebro es un artefacto capaz de automonitorizarse. El resultado es la autoconciencia.

-¿Significa eso que si tuviéramos el suficiente control del cerebro podríamos llegar a autocurarnos?

-El mecanismo seguramente existe, lo que no sabemos es cómo activarlo. El cerebro consume el 20% de la energía que gasta nuestro organismo, y consume casi la misma tanto cuando está muy activo como cuando está en reposo. ¿Para qué necesita tanta energía en reposo? Seguramente porque está focalizado hacia el interior. Marcus Raichle ha acuñado el término default network o red por defecto, que es la que actúa en estos casos. Yo creo que esta actividad cerebral "por defecto" se dedica a promover mecanismos de defensa para proteger la salud del organismo.
Curioso. Habrá que seguir de cerca estas investigaciones.

Democratizar la miseria en Cuba

ENTREVISTA: GORKI ÁGUILA Músico

"Lo más democrático del régimen es que reparte bien la miseria"

CAROLINA ETHEL - Madrid - 31/08/2008


Mientras el huracán Gustav apenas amenazaba con abrazar las costas de Cuba, el huracán Gorki ya había sacudido los medios de comunicación dentro y fuera de la isla.

"La justicia aquí tiene tapados los ojos... la nariz, la boca y los oídos"
"Para mí el cambio sería tener elecciones sin la familia Castro"
"Mi música, mi grupo es parte de mi vida, es parte de mí y no lo voy a dejar"


"Grabamos los discos con un Pentium III, de esos que van a su ritmo"

El rockero Gorki Águila, líder de la polémica agrupación Porno para Ricardo, acudió el viernes al Tribunal Municipal de Playa en La Habana -a cuyas puertas se agolparon cientos de seguidores, representantes de la diplomacia en la isla y periodistas- para enfrentarse un juicio por el delito de "peligrosidad social predelictiva".

Curiosamente, en la misma sala, Águila, de 39 años, supo que la acusación había sido modificada por la de "desobediencia". El músico, detenido desde el lunes, fue condenado a pagar una multa de 600 pesos (unos 30 euros). Ayer, ya en su casa, Gorki conversó por teléfono con EL PAÍS.

Pregunta. ¿Cómo hizo para pagar la multa?

Respuesta. Es casi el doble de mi salario. Yo me gano 320 pesos al mes en un taller de serigrafía -hacemos carteles de cine-, así que la multa la ha pagado mi padre que es muy castrista y bastante ahorrador.

P. ¿Por qué cree que el mismo día del juicio decidieron cambiar la acusación?

R. Por la presión de las personas que se han solidarizado conmigo. Ésa es la prueba de que cuando la gente se une para enfrentarse a la tiranía se pueden cambiar las cosas. Ellos tienen miedo de que lo que hacen trascienda y se les condene internacionalmente; por eso han bajado una posible condena de cuatro años de cárcel a una multa de 600 pesos. Quieren aparentar que son buenos.

P. ¿Quiénes son ellos?

R. Los de la seguridad del Estado, el régimen. Pero no calcularon que yo iba a tener tanto apoyo. La justicia aquí no es que tenga tapados los ojos. Tiene tapada la nariz, la boca y los oídos.

P. No es la primera vez que lo persiguen por su música, ¿no tiene miedo?

R. Claro, estoy en una especie de estrés postraumático después de cuatro días en las mazmorras. Me han hecho sufrir a mí, a mi familia y a mis amigos. Ellos vienen acosándome policialmente desde hace años. El plan es silenciar al grupo, amedrentar a los chicos y dejarme solo. Ya en 2003 me metieron preso en la cacería de brujas que se llamó el Plan Coraza. Estuve dos años en la cárcel de Pinar del Río y dos más en "libertad condicional".

P. ¿De qué lo acusaron?

R. De tenencia, procuración y tráfico de drogas. Ellos se inventan lo que quieran para joderte.

P. ¿Y después de esa "advertencia" no dudó en seguir haciendo música con Porno para Ricardo?

R. Mi música, mi grupo es parte de mí, no lo voy a dejar. Ahora quiero terminar el disco -falta ponerle voz a cinco de los 13 temas- porque me molesta dejar las cosas por la mitad.

P. ¿Cuál cree que será la canción de este nuevo disco que hará saltar las alarmas?

R. La segunda parte de El Comandante, un tema dedicado a Raúl Castro, que es como la continuación de El Comandante I -"Quiere que yo le aplauda después de hablar su mierda delirante"-, dedicada a Fidel.

P. Todos los ojos están puestos en ese relevo. ¿Cree que Raúl Castro pueda hacer una transición beneficiosa para los cubanos?

R. No tengo ninguna esperanza en Raúl. Incluso creo que puede ser peor porque es fanático del modelo chino. Eso es bueno en lo referente a la industria, pero seguro que apretará mucho más la libertad de expresión. Para mí el cambio sería: elecciones sin la familia Castro y libertad para los presos de conciencia.

P. ¿Quién es Ricardo?

R. Ricardo es un amigo, es un amigo creativo que le gusta la pornografía. El nombre del grupo es el contrapunto al lema "Patria o muerte", es una oda al placer, es la defensa del individuo frente a los que quieren convertirnos en nada más que masa, en una masa que vive en la miseria. Lo más democrático del régimen es que reparte muy bien la miseria.

P. ¿Cómo graba y promociona su música Porno para Ricardo?

R. Nosotros grabamos el disco de manera independiente, con un Pentium III, de esos que van a su ritmo. Hacemos copias y las regalamos aquí en la isla y también vendemos los discos por Internet.

P. Y de conciertos...

R. Muy pocos conciertos. Nadie quiere meterse en problemas cediéndonos un local, y además no tenemos equipos de audio, todo eso lo controlan ellos, así que nada de conciertos.

P. ¿Tiene miedo?

R. Tengo miedo. Aquí no pierdes el miedo nunca. Los de la seguridad han ido a mi trabajo, pero no han conseguido sacarme y espero que no lo hagan, porque me gusta lo que hago.

P. ¿Aunque ya esté en casa no se sigue sintiendo un poco preso?

R. Esto es como las muñecas rusas. Sales de una cárcel pequeña pero sólo para pasar a una un poco más grande y así... Yo ahora estoy en una más amplia, pero siempre se corre el riesgo de caer en la muñeca más pequeña.

martes, 26 de agosto de 2008

El siglo XXI es el siglo de la Biología

ADIÓS AL HOMBRE BIÓNICO

En pocos años se están haciendo realidad quimeras que se consideraban irrealizables. Esta serie explora algunas de las investigaciones que cambiarán el futuro del mundo

MILAGROS PÉREZ OLIVA El País, 25/08/2008


Todos lo tienen ya muy claro: este siglo que acaba de comenzar será sin duda el de las ciencias de la vida. La revolución de la biología nos va a dar por primera vez la posibilidad de crear nuevos seres en el laboratorio que trabajen para nosotros y hasta de rediseñar nuestro propio cuerpo. El que vamos a emprender ahora es un viaje por las fronteras de la ciencia, allá donde la ola del futuro rompe con el presente y la ciencia-ficción se convierte en realidad. Será también un viaje al interior de nuestro cuerpo y de nuestro cerebro. Vamos a ver cómo la ingeniería de tejidos prepara las herramientas para crear y reparar órganos, cómo los biólogos crean animales capaces de producir energía y medicamentos para nosotros y cómo los neurocientíficos no sólo son capaces de leer lo que ocurre en nuestro cerebro, sino de modificar nuestro pensamiento. Y vamos a hacerles preguntas de largo alcance: ¿cómo será nuestro cuerpo dentro de 200 años? ¿Es inevitable que envejezcamos? ¿Hasta cuánto podemos vivir?

La imagen de J. F. Sebastian removiendo ojos fabricados en laboratorio ya no es sólo una de las más memorables escenas de ‘blade runner’. Es una posibilidad cierta, aunque seguramente aún lejana


Va a ser un viaje intenso, a veces inquietante, pero no teman. Será soportable. Vamos a viajar por las fronteras de las ciencias de la vida por el puro placer de saber y para conocer qué se cuece en los laboratorios que están diseñando nuestro futuro. Empezando por el lugar que acumula la mayor concentración de excelencia, talento, materia gris y conocimiento científico de todo el mundo. Cuatro paradas de metro: en apenas cuatro paradas de la línea roja del metro que une Boston y Cambridge podemos recorrer el hospital general de Massachusetts, el mítico Instituto Tecnológico de Massachusetts y la prestigiosa Universidad de Harvard. ¿Por qué se concentra en ellos tanta excelencia? Lean y verán.

Pero antes de comenzar el recorrido y coger velocidad, miremos un momento por el retrovisor. El pasado 25 de julio, Louise Brown, el primer bebé probeta del mundo, cumplió 30 años. ¿Recuerdan aquella noticia? Fue una bomba que abrió un intenso debate. Sólo unos años antes, la posibilidad de concebir fuera del útero era ciencia-ficción. Y, sin embargo, desde entonces no sólo ha sido posible crear embriones en la probeta, sino congelarlos y descongelarlos, y cosas tan impensables como que una abuela dé a luz a su nieta, una mujer pueda alquilar su útero al hijo de otra, o que cualquiera pueda recurrir a un banco de semen para ser madre. Más de tres millones de niños han nacido ya gracias a unas técnicas que hoy nos parecen de lo más normal.
Ninguna tecnología que haya sido inventada se ha dejado de utilizar. Hasta hace muy poco, en la frontera de la medicina con la ciencia-ficción aparecía un humano recompuesto con metales y tornillos. Humanos como los de Star Wars. Pero la medicina regenerativa puede dejar en la cuneta al hombre biónico. Adiós a los órganos metálicos que tan difícil ensamblaje tienen con la viscosa, caliente y misteriosa estructura de nuestros tejidos blandos. Ni de titanio ni de poliuretano. La ingeniería de tejidos promete construirnos corazones, hígados, páncreas, cualquier órgano, a partir de las células de nuestro propio cuerpo. ¿Ciencia-ficción? Hace sólo 10 años hubiéramos dicho que sí; ahora, no.


En los laboratorios del Center for Cardiovascular Repair de Massachusetts laten corazones totalmente construidos en el laboratorio. Podríamos decir que son todavía sólo un prototipo, pero ahí están. Este que vemos es un corazón pequeño, rosáceo y húmedo, como si acabara de salir del pecho. Sobrecoge ver la fragilidad de sus tejidos nuevos, recién formados, pegados al frío metal de los tubos. Pero late. Regular y rítmicamente. Sólo 24 horas antes de empezar a latir apenas era una blanquecina bolsa arrugada, inerte, lo que quedaba de un corazón extraído de una rata. Lo habían sumergido en una solución química que había disuelto todas las células del tejido cardiaco. Parecía una vejiga seca. Sobre esa estructura depositaron los científicos células madre cardiacas cultivadas en el laboratorio. Y esas células crecieron, se agruparon y ¡oh, sorpresa! comenzaron a latir juntas, acompasadamente.

¿Será verdad que la forma crea el órgano? En biología del desarrollo parece claro que la forma y función están vinculadas por reglas que los científicos tratan aún de descifrar. En el torreón de esta nueva frontera de la ciencia vemos a una mujer enérgica, Doris Taylor, acompañada de un entusiasta equipo en el que sobresale un joven clínico, Herald Hott. De hablar pausado, parece un MIR en plena guardia de 24 horas. Desde que hace unos meses comunicaron en Nature este gran avance; todos los ojos están puestos en su trabajo.

No es todavía un corazón completo, pero el primer paso está dado. Construir órganos humanos a partir de células humanas no parece ya una quimera. Es sólo cuestión de tiempo y supone un cambio de paradigma, algo que en ciencia ocurre con cierta frecuencia. Diferentes equipos avanzan por diferentes vías hacia un mismo objetivo, pero, de repente, uno de ellos encuentra un atajo. Atrás quedan los ingentes esfuerzos para conseguir un corazón artificial mecánico. Cuando en 1982 se habló del primer implante de corazón artificial, mucha gente se estremeció. La expresión, entre esperanzada y perpleja, del dentista Barney Clark en su cama de resucitado indicaba que se había conseguido un hito, pero aquello no era un corazón artificial, era un complejo entramado de máquinas y cables que ocupaba toda una habitación.

Desde aquel Jarvik 7, sin embargo, se ha trabajado mucho. El Jarvik 2.000 desarrollado por el Texas Heart Institute apenas pesa 85 gramos y mide 2,5 - 5,5 centímetros. Es un pequeño artilugio que se implanta en el ventrículo izquierdo y bombea sangre a razón de cinco litros por minuto. Sigue necesitando una fuente externa de energía y hace un ruido bastante desagradable, pero el corazón mecánico está salvando vidas y salvará todavía muchas antes de que el corazón bioartificial, construido con células del propio organismo, pueda hacerlo. Sin embargo, la ingeniería de tejidos emerge ahora como la gran alternativa. La imagen del entrañable J. F. Sebastian removiendo ojos fabricados en el laboratorio y conservados en un líquido de cultivo no es ya sólo una de las más memorables escenas de la película Blade runner. Es una posibilidad cierta, aunque seguramente aún lejana.

-Aquí tocas el futuro con la mano. En realidad, es el futuro el que te viene a buscar.

Quien así habla es una mujer de 35 años llena de pasión por la ciencia. Mercè Balcells trabaja en el programa Health Sciences and Tecnology que desarrollan la Facultad de Medicina de Harvard y el MIT. Nos encontramos en la cafetería del edificio Stata y nos cuenta que llegó en 1999 para un año, y ahí sigue. Trabaja en ingeniería de tejidos. Lo más curioso es que cuando llegó no había visto nunca una célula humana. Se había licenciado en Química Orgánica en el Instituto Químico de Sarrià en Barcelona y se había doctorado en Biomateriales en Alemania.

-¿En qué trabaja exactamente?

-Intentamos crear estructuras y materiales de soporte para construir órganos. Tratamos de averiguar cómo la forma influye en la función celular. Las células de nuestro cuerpo "sienten" a través de receptores o señales aún desconocidas, estímulos mecánicos que traducen en funciones químicas y biológicas. Hemos visto que si cambias los parámetros físicos, el soporte, las células se comportan de forma diferente.

-¿Por ejemplo?

-Por ejemplo, si ponemos células endoteliales en una placa de cultivo y las observamos al microscopio, vemos que forman un adoquinado. Si variamos las condiciones y hacemos pasar un fluido por encima en una dirección, cambian la forma y la disposición: se alinean en la dirección del fluido, como para evitar el rozamiento. ¿Quién les ha dicho que tienen que alinearse?
Quedo con mi compañera Ester Riu, colaboradora de EL PAÍS en Boston, en la Harvard Library Co. Está en plena Harvard Square, que viene a ser el centro vital de Cambridge porque desde ella se accede al campus de la vetusta universidad. Nada más entrar encontramos el primer indicador de por qué esta universidad es tan importante. Una gran estantería muestra las últimas novedades producidas en el campus, los libros que han editado sus profesores e investigadores. Títulos interesantes como para llenar un carrito de la compra. Un poco más allá, otra estantería no menos interesante muestra los best seller, los libros más leídos en Harvard. Y entre ellos sobresale uno de edición sumamente cuidada. Se titula The Last Lecture, lleva vendidos más de tres millones de ejemplares y está escrito por Randy Pausch, un profesor de ciencias computacionales de la Universidad Carnegie Mellow, de 47 años.


La primera frase es demoledora: "Tengo un problema de ingeniería. A pesar de que la mayor parte de mí está en excelente forma física, tengo 10 tumores en mi hígado y sólo me quedan unos meses de vida". Como ustedes saben, muchas universidades americanas cierran el curso con una last lecture, una última lección reflexiva que suele impartir algún eminente profesor. Cuando su universidad le encargó a Randy Pausch esta conferencia, no sabía que iba a ser, realmente, la última. Poco antes, en 2006, le habían diagnosticado un cáncer de páncreas que creía estar superando, pero después del encargo supo que se había extendido. Iba a morir, pero Randy Pausch no quiso hablar de la muerte y convirtió su last lecture en un alegato a favor de la vida. Anoten este título. Acaba de editarse en castellano.

Cuando ya llevaba varios capítulos, pensaba, la biomedicina avanza, ciertamente, pero para muchos llega demasiado tarde. Un día se inventa la penicilina y la gente deja de morir de infecciones comunes, pero ¿cuánta gente murió de pulmonía el día antes de que la penicilina salvara la primera vida? ¿Y cuántas al día siguiente? ¿Y al año siguiente? Por si el MIT se nos había subido a la cabeza, ahí estaba Randy Pausch, despidiéndose de la ciencia con esta frase: "No podemos cambiar las cartas que nos han sido dadas, pero sí podemos jugar la partida".

lunes, 25 de agosto de 2008

Una perra salva a un bebé

LA HISTORIA DE RÓMULO Y REMO SE REPITE EN ARGENTINA

Una perra 'maternal' salva a un bebé abandonado


El Mundo, Actualizado domingo 24/08/2008 17:27

JUAN IGNACIO IRIGARAY

BUENOS AIRES.- El frío y la niebla de la noche no frenaron a la muchacha de 14 años. Estaba decidida a todo, incluso a parir a la intemperie el hijo indeseado. Su familia no sabía que estaba embarazada y ella pretendía simular que la vida seguía adelante como si nada hubiese pasado.
Así que se fue a una finca rural de la localidad de Abasto, 55 kilómetros al sur de Buenos Aires, y dio a luz entre unas matas. Quizá pensó que los jornaleros se apiadarían de la criatura, y la dejó abandonada entre las sombras.


El bebé quedó solo y desnudo, a un paso de la muerte por hipotermia. Pero de repente apareció "China", la perra del campo, de ocho años, que está amamantando a seis cachorrillos recién nacidos. Guiada por su instinto maternal, se interesó por la inesperada visitante y empezó a dar vueltas alrededor.

Igual que la loba que amamantó a Rómulo y Remo, cogió a la recién nacida con su boca, sin morder, tal como hace con sus crías, y la trasladó a lo largo de 50 metros hasta su precaria 'vivienda', un cobertizo montado con chapas y maderas viejas, al lado de un gallinero.

Allí la mascota acomodó entre los cachorros a la niña, cobijándola con el calor de los cuerpos. Pero parece que el bebé no estaba cómodo y comenzó a llorar. "China" se puso de los nervios y salió de la caseta ladrando, mientras daba vueltas sin entender qué había hecho mal.

El dueño de la finca, Fabio Anze, se despertó con tanto alboroto y salió de la casa a ver qué pasaba. Primero tranquilizó a la perra con una caricia mientras enfocaba la linterna hacia la caseta. Y vio a la niña, que aún tenía el cordón umbilical colgando.

Enseguida llamó la comisaría y trasladaron a la niña al hospital. Tras revisarla, los médicos diagnosticaron que estaba fuera de peligro y que se trataba de "una gorda hermosa de cuatro kilos". Nació tras 39 semanas de gestación.

El mejor nombre: Milagros

El viernes, fue trasladada al hospital de niños de la ciudad de La Plata para ser sometida a estudios médicos. La doctora Herminia Itarte, directora del centro, declaró que el bebé "está estable aunque tiene hematomas, heridas y escoriaciones en la boca. Es probable que la hayan arrastrado".

"No sabemos por dónde la tomó la perra, pero no tiene mordeduras. Los perros sujetan a sus cachorros del pescuezo. Nunca los muerden. Se las ingenian para no lastimarlos", añadió.
La niña permanece en la sala de neonatología del hospital, las enfermeras quieren que se llame "Milagros". La madre también está ingresada y se enfrenta a un posible proceso penal por abandono.


"China" se ha convertido en la heroína de Argentina y muchos reporteros gráficos montan guardia en plan 'paparazi' frente a la finca para retratarla. Es un perro común, con lomo negro, patas marrones y manchas blancas en el pecho. Lleva mal tanto jaleo y popularidad, por eso ladra a las cámaras.

Entrevista a George Steiner

ENTREVISTA George Steiner

"Yo intento fracasar mejor"

JUAN CRUZ El Paíss, 24/08/2008


A sus casi ochenta años ha logrado escandalizar a sus colegas con las experiencias sexuales que relata en su último libro. Una lúcida mirada de un gran filósofo, crítico literario y ensayista, premio Príncipe de Asturias en 2001.

George Steiner está a punto de cumplir ochenta años y acaba de publicar Los libros que nunca he escrito (Siruela), que ha escandalizado en muchos sitios, pero sobre todo en Inglaterra, en cuya Universidad de Cambridge ha sido un destacadísimo profesor. A él le divierte el escándalo, porque tiene que ver, imagina, con la sorpresa que algunos se llevaron cuando observaron que en ese volumen el profesor Steiner, uno de los grandes filósofos europeos, cuya edad avanzada queda desmentida por su mente despiertísima, relata experiencias sexuales muy explícitas (y propias) sin que su pudor le cortara un pelo. El ensayo que ha sido piedra de escándalo tiene que ver con el lenguaje, supone una defensa de las lenguas minoritarias, algunas de las cuales imagina él que deben ser excelentes para practicar sexo, y comienza de este modo tan contundente: “¿Cómo es la vida sexual de un sordomudo? ¿Con qué incitaciones y cadencia se masturba? ¿Cómo experimenta el sordomudo la libido y la consumación?”. Claro, la obra no es sólo eso (y no es sólo ese ensayo), sino que es una inteligente mirada sobre los asuntos a los que él alguna vez quiso dedicar un libro (siete, exactamente) y que se le quedaron por el camino. Ése, Los lenguajes de Eros, precisamente, había sido arrinconado por él entre los miles de papeles que guarda en la biblioteca donde trabaja, en el jardín de su casa de Cambridge, ordenada y amplia, donde comparte la vida con su mujer, la historiadora Zara Steiner, en una atmósfera cuya felicidad se refleja precisamente en ese libro y hasta en la cocina de la casa a la hora de celebrar el verano con una copa de jerez, galletas, café y humus.

Ha sido un profesor (y un tutor) codiciadísimo en esta universidad, y aún llegan alumnos a requerir su asistencia doctoral, y él asume su edad con el esmero de quien colecciona el tiempo. Pero preserva la jovialidad de su escritura en sus ojos pícaros y divertidos, y muestra su exhaustiva erudición (como hace en los libros, “doce, y para qué más”) como si fuera un narrador de historias, sin darte la impresión de que te apabulla.


En el rato ese que hubo tras la entrevista, en la cocina, hablamos de todo, y él nos preguntó a nosotros: por la situación en España, por el paro, que le parece la amenaza más grande del futuro, por Javier Marías (a quien considera uno de los grandes escritores de Europa, “y además me honró haciéndome parte de su Reino de Redonda”), por Europa… En algún momento salieron a relucir las artes, que si la poesía es más grande que la narrativa, o la pintura, etcétera, y entonces se levantó de la silla de madera, ensayó algunos movimientos de su mano izquierda, como si dirigiera música, y exclamó: “¡La melodía! ¡Nada hay más perfecto que la melodía! Tú escuchas a Schubert y ahí está el misterio, no hay más”. Y en algún momento, en medio del brindis que hubo después de la entrevista, Steiner dijo: “En todas las casas hay un pequeño tesoro”. Y se fue. Regresó con una pequeña tarjeta en la mano y la depositó en la encimera. Era la tarjeta que el doctor Freud y su esposa enviaron a sus padres (“Con los mejores deseos”, en alemán) cuando éstos contrajeron matrimonio en Viena, el 3 de abril de 1921… Y allí donde hablamos, silencioso, el piano que fue de Darwin. Te lo enseña como si te mostrara un sueño, y luego te guiña un ojo, “vamos a tomar jerez”. Durante la entrevista, cuando le insistimos sobre el dolor histórico (es hijo de la diáspora judía, sus padres padecieron la guerra mundial y la persecución nazi, él es consecuencia de la gravedad política de la época, y también de la nutritiva cultura de entreguerras), Steiner dejó claro que ese asunto ya estaba dicho, liquidado, y cuando pasó la hora, su reloj mental, el del profesor estricto que además no usa cronómetro, levantó el dedo y dijo, tajante: “Se cumplió la hora”.

Pero si subrayamos esos dos detalles de la larga conversación estaríamos manipulando ese rato, que fue cordial y hondo, una conversación en la que este premio Príncipe de Asturias de la Comunicación se comportó como si fuera en efecto, y él lo dice, el cartero de un conocimiento y de una disputa intelectual que tiene pocos parangones en Europa. Y no te arroja ese conocimiento, lo comparte. Esa actitud es lo que hace de este ensayo de ensayos, Los libros que nunca he escrito (editado también en catalán por Arcadia: Els llibres que no he escrit), una obra que parece la caja negra de su pensamiento, y de sus diversiones. Como él, es divertido y hondo, extraño, como la prolongación de su autobiografía, Errata, y como el anuncio de más polémicas que prolonguen su idea sobre Europa, sobre la crítica literaria, sobre el terrorismo, sobre el Estado de Israel y sobre los judíos. Este hombre es como un río que además se ríe. Y se ríe sobre todo por lo que ha escandalizado a sus colegas, y no sólo, con este libro.

Así que se han escandalizado…

Sí, muchos. Nunca se ha preguntado nadie cómo es la vida sexual de un sordomudo. Lo han hecho acerca de la de los ciegos, pero jamás sobre la de los sordomudos.

Una pregunta inquietante.

Porque las preguntas importantes muchas veces son inquietantes. Hay un comentario bellamente desagradable de Heidegger sobre por qué la ciencia resulta tan aburrida. Él dijo que era porque sólo tiene respuestas.

Había una pintada en Ecuador que decía: “Cuando por fin teníamos las respuestas nos cambiaron las preguntas”.

Es verdad. Pero las preguntas pueden ser inquietantes, y las preguntas en torno a lo erótico lo son. Aún no tengo ninguna teoría, pero quisiera que este ensayo sirviera en un futuro a psicólogos, sociolingüistas y gente preparada para que comenzaran a estudiar estos asuntos o por lo menos a seguir preguntándose sobre ello.

Pero lo que usted ha escrito no es sólo un ensayo; es algo más autobiográfico.

A mí me gusta llamarlo ficciones. Borges consideraba que las ficciones eran verdades. Pero también son verdades imaginarias.

Al leer este ensayo en particular, ‘Los lenguajes de Eros’, uno podría pensar que usted no tiene ningún pudor, ningún miedo a las posibles consecuencias.

¡Por eso no escribí el libro, ja, ja! Escribí un ensayo, siete ensayos en lugar de siete libros. Estoy a punto de cumplir los ochenta años, y como no estoy para escribir siete libros, escribí ensayos sobre lo que me hubiera gustado escribir y por qué no lo hice. La mejor definición de la vida la hizo Samuel Beckett: “Da igual. Prueba otra vez. Fracasa otra vez. Fracasa mejor”. Yo quise fracasar mejor, y es lo que intento decir con este libro.

Esa frase de Beckett la usa usted en un contexto en el que habla sobre la tristeza y el pesimismo.

La tristeza y el pesimismo…, sí. ¿Sabe por qué soy tan poco popular entre mis colegas académicos? Hay una razón muy sencilla. Siendo joven ya dije que había una diferencia abismal entre el creador y el profesor, o editor, o crítico. Y a los colegas no les gusta escucharlo. El capítulo más difícil de escribir en este libro, Envidia, es precisamente sobre esa relación con los profesores. Fue una pesadilla escribirlo. Sudé en cada frase. ¿Cómo se siente uno al vivir rodeado de los grandes sin serlo? Fui el miembro más joven de la Universidad de Princeton, ahí vivía al lado de Einstein y de Oppenheimer, y ahí supe qué eran los gigantes. Fíjese en ese pequeño retrato que hay ahí [un retrato dibujado de él en su juventud; debajo pone, en italiano, Il postino, el cartero]. Yo quiero ser el cartero, quiero que me llamen El Cartero, como ese personaje maravilloso en la película sobre Pablo Neruda. Es un trabajo muy hermoso ser profesor, ser el que entrega las cartas, aunque no las escriba. Mis colegas detestan escuchar eso. ¡La vanidad de los académicos es enorme! Derrida dijo que toda la literatura, hasta la más grande, es un mero pretexto. ¡Al infierno con Derrida! Shakespeare no es un pretexto, Beckett no es un pretexto, no lo es Neruda, no lo es Lorca…

Se enfada usted con Derrida.

Lo del pretexto es un chiste de mal gusto. Somos los carteros y somos importantes. Los escritores nos necesitan para llegar a su público. Es una función muy importante, pero no es lo mismo que crear.

No, no es lo mismo.

Me gustaría contarle una anécdota. Hubo un poeta contemporáneo llamado Nash que tradujo al poeta francés François Villon. En su famosa balada Las nieves de antaño había una línea en la que Villon venía a decir que la mujer ha envejecido: su pelo, escribía en francés, ya no es dorado, sino gris. Nash, en su manuscrito, lo tradujo así: “El brillo le cae del pelo”. El impresor cometió un error y escribió: “Un brillo cae del cielo”. Es una de las frases más hermosas de la poesía inglesa, ¡y se debe al impresor! Cada noche le pido a Dios que me envíe un impresor que cometa un error que me haga grande.

En este libro en concreto, que no es una autobiografía, casi todo lo que se dice se puede relacionar con su vida. Por ejemplo, cómo su padre le enseñó a aprovecharse de los libros.

Recuerde que vengo de una tradición judía muy antigua. La palabra rabino significa profesor, y en el judaísmo la figura del profesor es inmensamente valorada. Han sido cuatro mil años de una tradición de profesores excelentes, y mi padre quiso que yo fuera profesor. Se alegraba cuando publicaba poemas, pero eso no es lo que él quería para mí. He escrito ficción, y ha sido muy traducida, pero es una ficción intelectual, cerebral, alegórica. Son novelas que contienen ideas. Pero otra cosa es ser creador. Ah, la inocencia de un gran creador, el misterio de crear…

Un misterio distinto que el misterio de enseñar.

En la universidad en la que trabajaba solía venir a cenar Henry Moore, el escultor británico. Cuando abría la boca para hablar de política o de otros temas, decía estupideces. Pero cuando hablaban sus manos, te dabas cuenta de que era un gran creador. El misterio de un gran creador es un misterio. No sabemos cómo ni por qué se crea una gran melodía o cómo o por qué se pinta un cuadro. Produce una gran alegría el poder explicar esto y hacérselo llegar a la gente. Pero nunca mezclo la creación con la enseñanza. Un profesor es un profesor.

En algún momento dice usted, con respecto a la novela, que hoy ése puede parecer a veces un género prehistórico.

No, yo colocaría a Proust, Mann, Joyce… entre los mayores creadores. Lo que quiero decir es que quizá las novelas estén llegando a su fin, porque en el mundo de hoy nos llegan infinitas imágenes e historias directamente a casa. Dudo mucho de que tengamos otro Proust, otro Faulkner. Los grandes maestros contemporáneos escriben de manera breve. Fíjese en Kafka, lo fragmentario que es. Hoy Shakespeare sería un guionista.

¿Y quiénes serían los novelistas de hoy día?

Hmmmm, es muy difícil contestar a esa pregunta. Creo que Mario Vargas Llosa lo es. La fiesta del chivo es indudablemente de las mejores novelas de hoy. También lo es Cien años de soledad, de García Márquez. El tambor de hojalata, de Günter Grass. Hijos de la medianoche, de Rushdie. Philip Roth es quizá la persona más inteligente que haya, y su trilogía sobre la política norteamericana es magnífica. Pero la forma en sí misma de la novela está peligrando. La gente busca formas más experimentales. ¿Por qué resultan mejor escritos los libros de historia, de sociología o incluso las biografías? La prosa de Lévi-Strauss es mejor que el libro de cualquier novelista francés. Incluso hay economistas que tienen más estilo escribiendo que los propios novelistas. Los historiadores, como sir John H. Elliott, escriben de maravilla. Han aprendido de la novela, y lo aplican. Pero mire lo que sucede ahora. Un chico escribe un libro; si tiene suerte, se lo publican, y está dieciséis días en las librerías, y de inmediato lo retiran del mercado. Así, ¿cómo se van a hacer escritores? Si esto hubiera ocurrido en tiempos de Joyce, él nunca habría resistido. Sin embargo, fíjese en el caso de J. K. Rowling, que nadie entiende.

¿Usted tampoco lo entiende?

No. He mirado los libros y me parece que emplea un vocabulario difícil, una sintaxis difícil. Hasta ella, J. K. Rowling, muy humildemente, tampoco se explica el porqué de su éxito. Mi pregunta es la siguiente: un niño que ha leído todos los volúmenes de Harry Potter, ¿leerá luego La isla del tesoro, Los viajes de Gulliver, Oliver Twist, los clásicos? Mis colegas que han estudiado este fenómeno dicen que no, que los niños que hayan leído a Potter no leen después a los grandes clásicos. Y eso es triste.

Ella misma se hace sus preguntas, nos lo dijo en Edimburgo.

Todos teníamos la esperanza de que con Harry Potter se iba a volver a los clásicos con los que se empezaba a leer. Pero no lo creo. ¿Sabe que la Unesco tiene una lista de libros más leídos del mundo? Y sólo hay un título francés.

Déjeme adivinar: ‘Madame Bovary’.

Oh, no, qué dice usted. El principito. Y eso es alarmante. Se venden millones de ejemplares todos los años. Pero la gente no lee Madame Bovary.

¿Cree que debemos estar preocupados por esas listas?

Sin duda. Indican qué libros y en qué momento fueron best sellers. Hubo un tiempo en que fueron Balzac y Dickens. Hay una diferencia abismal entre el genio experimental de escritores como Borges o Beckett y el público en general. Es muy probable que millones de personas lean literatura en formato de cómic. Hace poco leí una versión de Hamlet en formato de cómic y me resultó brillante. Redujeron el texto a momentos esenciales, y seguro que Shakespeare habría dicho: “No está mal. Mi texto era demasiado largo”. Ja, ja, ja.

Esa reflexión se parece a algunos aspectos de su libro, donde discute la confrontación cultura-medios y el futuro de la cultura.

La cultura del futuro no será nuestra cultura. La cultura elitista y humanista que conocemos sólo pertenece a unos cuantos. Recuerde que voy a cumplir ochenta años y empecé antes de cumplir los veinte a publicar artículos sobre por qué la cultura no se enfrentaba al fascismo o a los nazis ¿Qué ocurrió? Aquí tenemos países con culturas superiores, tenemos las mejores escuelas, el mejor teatro, la mejor música. Y estos países nuestros se han convertido en infiernos. Y no sólo los países, sino que hay artistas grandes que se unen al fascismo. Nunca he dejado de hacerme esta pregunta, y aunque no tenga la respuesta, sí puedo decir que la cultura y el humanismo no son enteramente inocentes ni positivos. Walter Benjamin decía que toda gran obra está colocada encima de una montaña de inhumanidad. Es una verdad incómoda.

Lo es.

Pero no seamos enteramente pesimistas. Fíjese en la cantidad de gente que asiste a las exposiciones, los museos están llenos de personas, en los conciertos no se cabe. Son signos muy positivos. Sí, lamento la cantidad de librerías que se están cerrando, y que sean más rentables ahora las industrias de la pornografía y de la droga. Esto es lo que uno debería preguntarse: ¿cómo puede ser que estas industrias sean las más poderosas en el universo del que estamos hablando? Estamos en peligro, sí, pero también es cierto que hay signos positivos. Nunca debemos olvidar que durante el esplendor de Florencia, en los tiempos de Miguel Ángel, Leonardo y los Medici, cada mes morían asesinadas muchas personas bajo el Ponte Vecchio. Nos olvidamos de cuánta salvajada ha existido en las grandes culturas.

¿Y el futuro? ¿Qué nos depara el futuro si evitamos la guerra?

Evitar la guerra supone problemas de superpoblación. Mire los jóvenes: se aburren, un día van a acabar con los viejos, no sabrán qué hacer con ellos. Somos un animal muy primitivo. Hay peces y virus que son más antiguos que el hombre. Tal vez estemos sólo al principio de nuestra historia. Quizá no hayamos aprendido a unir nuestro instinto y nuestro raciocinio.

Qué panorama.

Es muy fácil sentarse aquí, en esta habitación, y decir: “¡El racismo es horrible!”. Pero pregúnteme lo mismo si se traslada a vivir a la casa de al lado una familia jamaicana que tiene seis hijos y escuchan reggae y rock and roll todo el día. O cuando mi asesor venga a casa y me diga que desde que se mudó a mi lado la familia jamaicana el valor de mi propiedad ha caído en picado. ¡Pregúnteme entonces! En todos nosotros, en nuestros hijos, y por mantener nuestra comodidad, nuestra supervivencia, si rascas un poco, aparecen muchas zonas oscuras. No lo olvide. Mire el problema vasco. ¡Cuánto me equivoqué con este tema! Cuando el asunto del IRA estaba llegando a su fin, publiqué un artículo considerando que con ETA pasaría lo mismo. Y no, ETA sigue matando.

¿Qué pasa? ¿Cuál es su opinión?

No lo sé. Ese idioma tan misterioso es muy raro, muy poderoso. Quizá por eso a alguna de esa gente le resulta tan imposible aceptar el mundo exterior. Pero no estoy seguro de nada. De lo que sí que no tengo dudas es de que es un problema gravísimo.
¿Insinúa que el idioma es la raíz del problema? Quizá. Pero, cambiando de tema, me han dicho que hay una universidad en España en la que es obligatorio hablar en gallego.


Igual que es obligatorio en Cataluña compartir el catalán con el castellano. ¡

Pero no me compare el catalán con el gallego! El catalán es un idioma importante, con una literatura impresionante. Pero el gallego ¿por qué ha de ser obligatorio en una universidad?

Porque dicen que es una parte esencial de su identidad.

Pero eso significa que vamos a seguir dividiéndonos en pequeños grupos regionales, y eso despierta el odio étnico, como el que existe en los Balcanes. ¡Fíjese también en lo que está ocurriendo en Bélgica!

En España también hay nacionalismos muy potentes, y en algunos de ellos, como en el vasco o en el catalán, hay fuerzas queriendo independizarse de España.

Yo vivo en cuatro idiomas, escribo y pienso en cuatro idiomas, sueño y hago el amor en distintos idiomas. Así que no soy la persona más adecuada a la que preguntar por los nacionalismos.

De eso, de hacer el amor en varios idiomas, habla usted también en su libro.

Por eso defino la traducción simultánea como un orgasmo. Estoy muy orgulloso de esta idea. Es divertida y quizá lleve a un mejor entendimiento de la situación. El orgasmo compartido es raro. Normalmente, la mujer simula tener un orgasmo al mismo tiempo que el hombre. Son demasiado generosas. Pero cuando ocurre ese orgasmo simultáneo es verdaderamente un milagro.


En el caso de España, ¿tendremos que vivir siempre con nuestras divisiones?

Puede que vaya a peor. Porque el Gobierno tiene muy poca elección. Lo que ocurrió en Irlanda es un milagro; puede que no le guste Tony Blair, pero si a ese hombre no le dan el Nobel de la Paz… Estuvo negociando durante diez años sin perder los nervios ni la paciencia. Que eso no se pueda hacer igual con los vascos, no lo entiendo.
Lo han intentado.


Es muy trágico… Ahora bien, déjeme volver a Cataluña. Hay tres lugares en los que uno está realmente en Europa. Son Dublín, Barcelona y Milán. Cuando te sientas en un café en La Rambla o en un pub de Dublín o en La Galleria de Milán, Europa funciona. Madrid está mucho más aislado de Europa que Barcelona. Madrid es una ciudad fantástica, una de las capitales del arte en el mundo, pero sigue estando aparte. Barcelona está abierta al mundo entero, y creo que es porque tiene el mar.

En este libro, que es compendio de libros fracasados, usted habla de la maldad humana, pero lo compensa hablando del lado solidario de los seres humanos, de la compasión, de la amistad…

Sí, todo eso está en cada uno de nosotros, y depende de las circunstancias. Si nos hacen pasar hambre, nos volvemos unos salvajes. Si hacen daño a nuestros hijos, somos capaces de matar a sangre fría. No olvidemos que somos animales.

Y otro asunto que le preocupa es que esos personajes, precisamente, están siendo relevados por estrellas mediáticas.

Hegel decía que toda nueva tecnología es una nueva filosofía. Bill Gates o sus ingenieros han cambiado el mundo. Google ha cambiado la percepción, la memoria, el cómo nos comunicamos. La tecnología es la fuerza más creativa del momento. Del mismo modo que el cine y la televisión son las formas más creativas de expresión. Sí, están llenos de basura, pero toda gran cultura ha tenido mucha basura. Hay una o dos revoluciones que se avecinan y tienen que ver con el trasplante de la memoria. Según estudios recientes sobre la memoria, no estamos muy lejos de implantarles chips de memorias a personas con alzheimer. Les darían un pasado artificial. Si eso ocurre, ¿qué pasa con el yo?

¿Y la otra revolución?

Está por llegar, me da mucho miedo y francamente prefiero no estar vivo. Podremos vivir una media de 120 años. Muy pronto podrán rejuvenecer células. Seremos reemplazables, como el motor de un coche. Hoy, ser un investigador de biogenética es estar subido a una escalera mecánica que va cada vez más rápida. ¿Qué pasará cuando los jóvenes tengan que cuidar y alimentar a tanta gente mayor? La próxima guerra civil puede ser ésta.

Parece el tema de una novela de Saramago.

De una novela, y de una pesadilla. Los jóvenes de hoy tienen que pagar impuestos, residencias de ancianos, la comida, la casa. Hay cada vez más ancianos. Creo firmemente en el derecho a la eutanasia. Es un horror envejecer sin dignidad. Antes, las familias más o menos se podían hacer cargo de sus ancianos. Pero ya no pueden. Quizá la próxima crisis sea generacional.

¿No la hay ya?

No, estamos conteniéndola, hoy los jóvenes no andan por ahí asesinando a los viejos. En ciertas culturas esquimales lo hacen. Cuando llega el invierno, los jóvenes obligan a los mayores a salir de la casa o del iglú, a morir, para que puedan sobrevivir los jóvenes.

¿Y existe alguna luz, profesor, se ve algo después del túnel?

Hay países emergentes, culturas que se van imponiendo, China, por ejemplo. Creo que el próximo poder artístico, intelectual y científico vendrá de la India. Tenemos muchos alumnos chinos y son muy buenos tomando notas y diciendo sí a todo. Sin embargo, los indios discuten, te preguntan…

Por cierto, ¿usted usa nuevas tecnologías?

No. Mi mujer tiene un procesador de textos e Internet, pero yo no. Escribo a mano. No creo que se pueda escribir literatura importante en un procesador de textos, porque siempre te parece bonito lo que has hecho.

En las nuevas tecnologías es curioso que lo que determina el futuro se llame ‘ratón’.

Ahí está, conduciendo a millones de niños a conocer, sin moverse de casa o del colegio, todo el Louvre o la primera versión de un soneto de Góngora. Eso es maravilloso. Pero soy un optimista de la catástrofe. Le voy a poner un ejemplo. En las trincheras, durante el blitz, la gente leía a Dickens, a Homero y a Shakespeare. Cuando las cosas van mal, la gente vuelve a la calidad. Sienten un vacío enorme y un ansia de calidad.

Su padre le enseñó a aprender, a gozar aprendiendo, y usted sigue aprendiendo.

Todos los días.

Se le nota, sus libros transmiten entusiasmo por aprender.

Fui muy afortunado, porque me enseñaron a usar los músculos de aquí arriba [de la cabeza]. Aprender es usar los músculos del alma y de la mente para que no se duerma. El cerebro está tan bien organizado que si uno lo ejercita, se producen cosas maravillosas. Y llega un momento en el que se empiezan a abrir puertas hacia dentro. Si eres un buen profesor, ése es tu trabajo: abrir las puertas hacia dentro. Fui muy feliz haciendo ese trabajo.

sábado, 23 de agosto de 2008

EE. UU. exporta su inflación

El alcance geopolítico de la crisis

SAMI NAÏR El País, 22/08/2008

La mayor parte de los observadores coinciden en pronosticar una crisis de la economía mundial de una amplitud excepcional. Esta crisis no es un accidente: era previsible, dados la ausencia de control de los flujos de capitales, la especulación salvaje y el sistema de bombeo, desde hace años, del ahorro mundial por parte de Estados Unidos.

Hay que reorganizar de forma progresiva la relación de fuerzas a escala planetaria
Lo peor sería una reacción ideológica para proteger una religión económica

La globalización feliz, que favorecía a las élites financieras y a las capas más afortunadas en los países ricos, se está acabando. Ahora no es posible seguir viviendo como si el sistema pudiera autocorregirse. En varios países desarrollados, inclusive en Estados Unidos, se habla de la necesidad de regulación de la economía, y el mismo presidente de Estados Unidos tuvo que inyectar dinero, en contradicción flagrante con todas las sacrosantas leyes del liberalismo, para atajar los efectos de la crisis financiera de su país. Ha sido en balde.

Antes que nada, hay que reconocer la existencia de la crisis, no sólo a nivel nacional, sino a escala planetaria. El economista Jacques Attali -ex asesor de François Mitterrand y ahora autor de un informe liberal para Nicolas Sarkozy sobre la economía francesa-, que subestimaba con grandilocuencia la crisis hace unos meses, habla ahora del tsunami que se acerca.

En segundo lugar, reconocer que no se trata sólo de una crisis de financiación, sino que ya toca al corazón mismo de la economía: empresas de construcciones, cadenas de comercialización (último ejemplo en España, Habitat).

Tercero, entender que se trata de una crisis duradera, tal y como el mismo FMI afirma -prevé dos años como mínimo- y que no va a poder solucionarse con las recetas tradicionales del laissez faire liberal, sino que necesita nuevos mecanismos, postiberales, que podrán incluir tanto acciones reguladoras de los tipos de interés, la aceptación por parte de los gobiernos de la necesidad de déficit presupuestarios e incluso en algunos sectores, nacionalizaciones imprescindibles, como ha pasado en Gran Bretaña.

Cuarto, tener claro que esta crisis económica, financiera y de largo alcance, también es una crisis geopolítica que implica la reorganización progresiva de la relación de fuerzas a escala planetaria.
Frente a esta situación, nada sería peor que reaccionar ideológicamente, para proteger una religión económica dada.

Reaccionar a la crisis supone definir de dónde vienen los problemas, y preguntarse a qué escala -nacional, regional, mun-dial- deben darse las respuestas.

Los parámetros fundamentales de la crisis tienen que ver con la manera con la que se ha desarrollado la globalizaciónestas últimas dos décadas: fundamentalmente, es la estrategia financiera adoptada por Estados Unidos, con efectos muy duros sobre todo el mundo, la que ha provocado la crisis, y no, como se suele decir muy superficialmente, la subida de los precios de petróleo o de los productos alimenticios. Estas subidas, reales, son de hecho las consecuencias del encarecimiento de los precios de todos los bienes a nivel mundial, lo que resulta directamente de la exportación de la inflación de Estados Unidos al resto del mundo por no tener una política drástica, como los europeos han impuesto desde mediados de los años noventa, de gestión de los déficit públicos y privados.

El déficit presupuestario estadounidense es abismal: no hay ejemplo comparable en el mundo. Así, en 2009, está previsto que alcance los 482.000 millones de dólares (en torno a los 306.000 millones de euros), más 141.800 millones de dólares para financiar las guerras de Irak y Afganistán. Recordemos que el presupuesto militar de Estados Unidos ha sido, para 2008, de 645.600 millones de dólares, con 503.800 millones de dólares para la financiación de la actividad del Pentágono y de los programas de armas nucleares. Ahora bien, la casi totalidad de estos gastos son financiados por el ahorro mundial, sobre todo por las compras de bonos de Tesoro americano por parte de China, los países del Golfo Pérsico, Japón, los fondos europeos y otros.
La crisis de las subprime de agosto de 2007 desveló de manera particularmente cruel esta política generalizada de endeudamiento de Estados Unidos en detrimento del resto del mundo. Dicho de otra manera, la crisis actual de la economía mundial es, primero, la crisis de la economía estadounidense, a la que daña gravemente, poniendo probablemente fin a la hegemonía económica mundial de Estados Unidos. Este país está ya en recesión, y dados los vínculos de su economía con el resto del mundo, la metástasis es inevitable.

Pero lo radicalmente nuevo es el espacio geopolítico en el que ocurre esta crisis de la economía estadounidense: se desarrolla en el contexto del auge de nuevos polos económicos que Estados Unidos no puede controlar: China, India, Brasil, México y países emergentes de la ASEAN, que están de hecho reorganizando el sistema comercial y productivo planetario. Ahora bien, contrariamente a los japoneses, europeos o países del Golfo -cuyos intereses y posicionamiento en el dispositivo económico internacional son cómplices de los de Estados Unidos-, los países emergentes quieren tener peso en el juego mundial, porque, en la globalización actual, sus ventajas comparativas (sobre todo, la mano de obra barata y la ausencia de políticas sociales) les favorecen. Es el precio del liberalismo mundial cuya característica es la competición a la baja de todo: calidad, sueldos, etcétera.

Todo ello plantea varias preguntas. Primero, es obvio que el sistema económico no puede seguir funcionando con pautas meramente monetarias y especulativas. El debilitamiento duradero del dólar pone en peligro la economía mundial. No es por casualidad que algunos países del Golfo, así como los chinos e inclusive los japoneses, están diversificando sus reservas de divisas, aceptando cada vez más el euro u otras monedas más fiables para sus exportaciones. No quieren ser pagados en moneda falsa. Llegado a este punto, ¿qué sistema monetario necesitaremos en el futuro de un mundo globalizado?

En segundo término, debemos plantearnos nuevos interrogantes, impensables hace sólo dos décadas: ¿cómo se van a insertar estas economías emergentes en el capitalismo del siglo XXI? ¿Qué modelo de hegemonía va a prevalecer con la decadencia progresiva de la dominación occidental sobre la economía mundial? Actualmente, el eje dominante es una alianza conflictiva pero necesaria entre Estados Unidos, Europa, Japón y los países del Golfo. ¿Se va a abrir a China, India, Brasil, México, esta alianza? ¿Cuál va a ser el precio social de la apertura? Y, en caso contrario, ¿cómo van a reaccionar estos nuevos polos de poder?

Más exactamente: Estados Unidos, que necesita más que nunca el apoyo de China y de India para su comercio y sus inversiones internas, ¿mantendrá el eje americano-europeo o va a desplazar su línea de intereses estratégicos hacia los países de Asia?

Son las cuestiones que se plantean en la actualidad en los centros de poder de Estados Unidos, un debate que se analiza también en las páginas de opinión de la prensa especializada de muchos otros países. Lo que parece bastante probable es que Europa va a tomar tarde sus decisiones, pues no tiene todavía claro el modelo institucional que la deba regir. Finalmente, esta reorganización inevitable de las relaciones económicas afectará también al papel de Rusia, potencia insoslayable, y del mundo árabe, que tiene muchos recursos para hacerse oír, siendo los más evidentes los energéticos.

En resumidas cuentas, estamos ante una crisis económica mundial que es sólo la punta del iceberg, y que esconde una importante reorganización geopolítica en la que van a vencer los que mejor sepan utilizar sus fuerzas y gestionar sus debilidades.

Sami Naïr es catedrático de Ciencias Políticas.

Parábola de los zapatos

PARÁBOLA DE LOS ZAPATOS

El trabajador social keniano Sammy Gitau llegó desde Mathare, el barrio más mísero de Nairobi, hasta una de las mejores universidades de Inglaterra

JOHN CARLIN El País, 23/08/2008


Sammy Gitau es una cosa poco frecuente: un filántropo, un filósofo y un maestro que se atiene a sus propias enseñanzas en cada mínimo detalle de su vida diaria. La labor de Sammy como generalísimo del trabajo social en Mathare, la durísima barriada de Nairobi en la que nació, se basa en dos infalibles principios: la generosidad y la amabilidad.

"Creo que el mundo está demasiado obsesionado con los derechos humanos y se ha olvidado de la dignidad humana. Regalar zapatos es paternalista. Prefiero caminar descalzo que ser humillado de esa forma"

Esto lo vio un inglés llamado Alex Walford, que trabaja para la Unión Europea y contribuyó de manera fundamental a proporcionar a Sammy los cuatro contenedores azules que forman el Centro de Recursos Comunitarios de Mathare, uno de los cuales Sammy utiliza para alojarse con su familia. Un día, en 2005, Walford tuvo la originalidad de preguntarle: "Pero Sammy, ¿qué quieres tú? ¿Qué te gustaría hacer a ti?". Sammy confesó el sueño que repiqueteaba en su interior desde hacía ocho años, desde que había descubierto un folleto de la Universidad de Manchester en un vertedero local. Dijo que lo que más le gustaría de todo era ir a la universidad a hacer un curso de posgrado sobre el que había leído, de desarrollo internacional.

Walford, claramente contagiado, en parte, por la loca fe que empuja a Sammy en su misión, llamó al catedrático que dirigía el curso en Manchester, un estadounidense llamado Pete Mann. "¿Ha pensado alguna vez en aceptar una solicitud de alguien que no tiene ningún título?", le preguntó. "Alguna vez ha pasado", respondió Mann. "¿Y alguien que no ha hecho la enseñanza secundaria?". Mann se detuvo un instante y respondió: "Cuénteme más".

Sammy empezó a recolectar una serie de diplomas variados que había obtenido por cursos de informática, electrónica y estudios bíblicos, además de unos vídeos de discursos que había pronunciado sobre formas de regenerar la mentalidad de los pobres africanos. Con la bendición entusiasta de Mann, obtuvo una beca que no sólo cubría la matrícula sino también los gastos de alojamiento. "Todos los que habían dudado de mí en Mathare tuvieron que tragarse sus palabras", recuerda Sammy sonriente. "De pronto, todo el mundo estaba orgulloso de mí".
Sin embargo, pocas semanas antes de la fecha en la que debía volar a Inglaterra, un burócrata puntilloso en el consulado británico de Nairobi bloqueó su solicitud de visado. "Supongo que es comprensible, dado que, con las credenciales que tenía, a aquel tipo debió de parecerle muy poco probable que mi verdadera intención fuera ir a Gran Bretaña a trabajar ilegalmente", dice Sammy. "Pero me dejó destrozado. Y lo peor fue que había fallado a la gente de Mathare. Mi sueño se había convertido en su sueño, y les había decepcionado".


Walford instó a Sammy a no darse por vencido sin luchar. Apelaron a un tribunal en Inglaterra que revocó la decisión del funcionario consular. El juez pidió disculpas formales a Sammy en nombre del Reino Unido e incluso profetizó que un día haría grandes cosas por Kenia. Pero entonces surgió otro obstáculo. La beca escolar seguía vigente, pero ya no era posible cubrir los costes de alojamiento de Sammy en Manchester. Así que Walford volvió a dar la batalla, consiguió que amigos y conocidos suyos se comprometieran a dar dinero e incluso llegó a decir a los invitados a su fiesta de cumpleaños que, en lugar de hacerle un regalo, hicieran aportaciones a la causa de Sammy.

Recorrer los 6.500 kilómetros hasta Inglaterra fue viajar por el espacio y el tiempo a la vez. Las calles le parecieron increíblemente limpias y los aseos también (limpiar los aseos públicos fue una de las primeras tareas que encargó a los jóvenes de Mathare, para delicia de toda la comunidad); descubrió por primera vez la mágica máquina de dinero, el cajero automático; hizo amigos de países desconocidos como Kazajistán (donde también descubrió, aunque su amigo no lo compartiera, los escandalosos placeres de la película de Borat), y aprendió, bajo la dirección de un admirado doctor Mann, a escribir con estilo académico.

Trabajó con una dedicación fanática, despreciando los excesos juerguistas de algunos de sus compañeros e impulsado por el hecho de saber que estaba luchando no sólo por él sino por un pueblo; como un futbolista en una Copa del Mundo, pero más. Y tuvo la especial alegría (que, a través de él, saborearon casi en la misma medida los hombres de Mathare) de ver al equipo favorito de su niñez, el Manchester United, ganar un partido de la Liga por 6-0. Al cabo de 18 meses, no sólo obtuvo su título, con toda la ceremonia de la toga y el birrete, sino además una mención por su tesis de 16.000 palabras.

Eso fue en diciembre del año pasado. Ahora está de nuevo en Mathare, luchando para mejorar las perspectivas de los jóvenes que viven en sus sucios callejones. Sus patrocinadores, Pete Mann y Alex Walford, creen que le aguardan grandes cosas. A mí, sentado con él en el interior del oscuro contenedor que es su casa, me cuesta desechar la idea de que, un día, llegará a presidente de Kenia. Pero, por ahora, sólo quiere llevar a la práctica el empuje de su tesis de posgrado, que es penetrar en las mentes de sus vecinos, idear formas de aprovechar su talento, acabar con la enorme vergüenza, como él la define, del desperdicio de potencial humano que determina a gran parte de África.

No cree que las ONG extranjeras -las ONG clásicas, dice él, que llevan caridad y proyectos preconcebidos al continente, y para las que ha trabajado en el pasado- sean la solución. "Nuestro centro de recursos de Mathare es una organización que nace desde abajo; el inconveniente de la mayoría de las ONG -y en Mathare funcionan 300- es que quieren controlarlo todo desde arriba. Cuanto más dinero gastan en ti, más quieren controlarte. Y lo malo de eso es que la gente quiere, por encima de todo, que se la trate con respeto; quieren ser dueños de su desarrollo, que no lo sean otros, por muy buenas intenciones que tengan. Por desgracia he descubierto que, a veces, algunas personas que creen que están haciendo el bien, en realidad están haciendo el mal".
Sammy, sentado tan cerca de mí, por necesidad, que nuestras rodillas se tocan, me explica lo que quiere decir con la parábola de los zapatos. "Una ONG viene y regala zapatos a los niños. Hace fotos de los zapatos nuevos. Muy bien. Pero los zapatos se gastan, o se les quedan pequeños. El problema es que lo único que abordan es el síntoma y, tres años después, la ONG se va y la comunidad se siente engañada porque, en secreto, la gente esperaba que la ONG le dejase proponer sus propias ideas y luego le diera ayuda económica para resolver sus problemas. Necesitamos ayuda económica, por supuesto, pero dirigida a unas necesidades que nosotros mismos tenemos que especificar. Si la ONG lo hace todo, nuestra gente se vuelve pasiva y eso no sirve de nada".


"Creo que el mundo está demasiado obsesionado con los derechos humanos y se ha olvidado de la dignidad humana. Regalar zapatos es paternalista. Prefiero caminar descalzo que ser humillado de esa forma. Quizá tarde un poco en poder comprarme mis zapatos, pero, cuando lo haga, escogeré los que quiera, y los cuidaré y los querré porque los valoraré como fruto de mis esfuerzos. Muchas ONG son como zapatos que no sientan bien: un color equivocado, una forma que no va, y nunca vamos a quererlos".

Sammy llega a decir, en medio de su apasionado discurso, que la labor de algunas ONG ha tenido el efecto de "esclavizar" y "denigrar" a la gente. "Cuanto peor se le pinta la situación de los africanos a un posible donante, mejor parada sale la ONG que presenta el proyecto. Los 'pobres' se convierten en su etiqueta, y esa tarea se convierte en su destino".

El mensaje de orgullo y autosuficiencia de los africanos que transmite Sammy huele, aparte de su aplicación inmediata en Mathare, a discurso político en el sentido más amplio. ¿Cree, como sospecho, que tiene futuro en la política? Sonríe como si le hubiera descubierto y dice: "Hay una gran probabilidad. Ahora bien", se apresura a añadir, "la política me asusta mucho".

¿Le asusta? "Sí. Le voy a decir lo que veo en los que llegan por primera vez a la política en Kenia. De pronto pasan de no ganar prácticamente nada a ganar lo que en Europa sería un sueldo confortable. Se reúnen con los directores de sus bancos, que les convencen para que firmen una gran hipoteca sobre una casa y se compren un coche nuevo a plazos. Pronto tienen que luchar para devolver los préstamos y su vida se ve devorada por el trabajo de conservar su nueva situación material. Así que no tienen más remedio que corromperse, votar en el Parlamento a favor de medidas que convengan a las necesidades de los nuevos amigos ricos que se ofrecen a pagarles las facturas".

Es lo mismo que ocurre en gran parte de África -líderes corruptos y gente buena- y en otros lugares del mundo, pero ¿no cree Sammy que, después de todo lo que ha vivido -la sucia pobreza en la que creció, el asesinato de su padre, el coma por drogas en el que cayó a los 17 años, el celo con el que persiguió su título universitario-, él sería capaz de resistir los incentivos del poder?

"Ah...", dice, y muestra una enorme, generosa sonrisa africana; "no soy ningún santo y rezo para tener la disciplina necesaria, cuando llegue el momento, y no caer en la trampa. Pero... ¡espero, espero, espero!".

No estaría mal que el resto de Kenia, y África, y todos los demás lugares en los que los políticos tienen un precio, rezaran con él. Porque es difícil quitarse de la cabeza la idea de que si no hay esperanza para Sammy, no hay esperanza para nadie.

Nuevo periodismo

La inevitable renovación de los periódicos

Internet y la crisis publicitaria obligan a la prensa a adaptarse a un nuevo modelo de negocio - Los diarios 'online' amenazan los formatos tradicionales y la manera de contar las noticias

ANA CARBAJOSA El País, 23/08/2008

Leer estos días las noticias sobre la marcha de los periódicos en Estados Unidos se ha convertido en un ejercicio casi morboso; en lo más parecido a hojear las páginas de esquelas: cierres de diarios, despidos en masa de periodistas y desplomes de las acciones de las empresas en la Bolsa. Las últimas semanas han sido especialmente sangrientas con el anuncio de la supresión de 80 puestos de trabajo en el Chicago Tribune, 250 en Los Angeles Times y 130 en el Milwakee Journal Sentinel, al que de poco le ha servido el Pulitzer que ha ganado este mismo año.

Triunfarán los rotativos que mejor sepan interpretar las demandas de la Red
El analista Philip Meyer pronostica la defunción de la prensa para 2043
La gente está ávida de leer historias, pero no en los viejos formatos
Caen un 7,6% en 10 años las firmas de publicidad dedicadas al papel


Jarvis: ?El periodismo dejó de ser coto de unos pocos?Ese reguero de cadáveres periodísticos empieza a sentirse también en Europa, donde a la fuga de la publicidad a Internet se le suma una crisis económica que espanta a los anunciantes. En Reino Unido, el reciente anuncio de Trinity Mirror -al frente de más de 150 cabeceras incluido el Daily Mirror- de que prescindirá de 65 puestos en la redacción "es un reflejo de lo que ha sucedido y seguirá sucediendo a los periódicos en EE UU", decía esta semana Roy Greenslade en su blog de The Guardian. También en Reino Unido, meca del periodismo europeo, el precio de las acciones de las empresas ha caído a la mitad desde hace un año. Y en España, los diarios perdieron un 30% de su facturación por publicidad, según las últimas cifras de mayo, mientras el incremento de anuncios en las ediciones electrónicas no consigue ni de lejos compensar las pérdidas del papel.

Este panorama ha llevado a no pocos expertos a predecir la muerte o la desaparición de gran parte de los periódicos tal y como hoy los conocemos. Los pésimos resultados, más allá de la crisis, tienen que ver con la necesidad de un cambio de modelo de negocio en las empresas periodísticas, dicen. Y algunos, como el reputado analista Philip Meyer, se han aventurado a pronosticar una fecha de defunción: 2043. Otros hablan tenebrosamente de "los próximos años".
Pero, ¿es tan mala la situación? ¿Quiere decir que los periódicos pasarán a mejor vida? ¿Cuáles están mejor preparados para soportar las embestidas del mercado? ¿Cómo afectarán los cambios en la prensa escrita a la salud democrática de las sociedades?


Si en algo coinciden los expertos es en que no todos los periódicos morirán. Pero también en que todos deberán transformarse para sobrevivir en una era en la que la gente, más que nunca, quiere leer historias, aunque no en los formatos que han dominado la prensa 300 años. Hay que ponerse manos a la obra ante un cambio que, dicen, no tiene por qué ser a peor. Alertan de que saldrán ilesos los periódicos que se adapten antes y mejor a los ritmos y demandas de la Red, los que acometan la mediamorfosis y logren cautivar a los internautas (y, así, a los anunciantes).
"Sí, el periódico de la era industrial agoniza. Pero el que morirá será sólo el de papel como hoy lo conocemos. Dará paso a un nuevo modelo", dice Rosental Alves, profesor de periodismo en la Universidad de Austin (Tejas) y pionero en periodismo digital. Y se explaya en la dramática situación de la prensa en su país de acogida, donde muchas ciudades han perdido el único periódico que tenían. "Lo que se ha roto este año en EE UU es el modelo de negocios. La gente, sin embargo, tiene más apetito informativo que nunca. Nunca los periódicos han llegado a tanta gente como ahora, gracias a Internet". Datos de abril de este año corroboran su tesis. 66,4 millones de personas consultaron los diarios digitales durante el primer cuatrimestre de 2008; un 12,3% más que el año anterior, según la Newspaper Association of America. Es la mayor cifra desde que empezaron a medirse en 2004.


Las rupturas económicas en EE UU tienen la mala costumbre de replicarse en Europa. La semana pasada, la prensa británica vivió en la Bolsa la peor etapa que se recuerda. Después de que Trinity Mirror anunciara que sus beneficios se reducirían un 10% respecto a lo esperado, sus acciones sufrieron una caída del 25%. Las de Johnson Press, el mayor grupo de periódicos regionales, cayeron un 10%. Incluso las de Pearson, propietario del prestigioso Financial Times, se situaron en su nivel más bajo en los últimos 12 meses. "Asistimos a una crisis que afecta a todas las economías desarrolladas. Se trata de una erosión del modelo de negocios que cambiará profundamente, se fragmentará. Hay que olvidarse de los grandes diarios con enormes beneficios". El que habla desde Londres es Andrew Gowers, director hasta 2005 del Financial Times, del que se fue diciendo que los periódicos se habían vuelto tan obsoletos como los discos de vinilo. Gowers, que apenas seis años antes osó sacar un nuevo diario en Alemania -FT Deutschland- justifica su decisión porque en el sector "todo ha cambiado muy rápido".
En esencia, el cambio obedece a los nuevos hábitos y deseos de unos ciudadanos que quieren estar informados, pero que cada vez más prefieren sentarse al ordenador. Y los anunciantes, claro, siguen su senda. Recientes cálculos de Zenith Optimedia indican que el porcentaje de las empresas de publicidad que se dedican a la prensa escrita ha caído un 7,6% en la última década en el mundo. Y pronostican que los anunciantes seguirán cayendo hasta 2010, mientras que en la Red distintos estudios hablan de un crecimiento de dos dígitos. A Internet se han movido también los clasificados (Craiglist ha fagocitado los anuncios de vivienda, empleo...) fundamentales para los ingresos de la prensa estadounidense, aunque no tanto para la europea.
La gran cuestión es si los periódicos en papel aguantarán la caída de su publicidad. Y habrá que ver qué publicaciones serán capaces de atraer el número suficiente de lectores para mantener una edición impresa, una vez descartada la política de suscripciones, inviable en el mundo de la abundancia informativa, y a la que incluso ha renunciado parcialmente ampliando sus contenidos gratuitos The Wall Street Journal, el rey de los periódicos online con más de un millón de suscripciones.


Otro punto en el que coinciden los expertos es en que se va a producir un trasvase de recursos y de periodistas de las ediciones impresas a las digitales, y muchos recomiendan la llamada "integración": plantillas únicas que proporcionen contenidos al margen del soporte. "Si ahora la proporción es de 20 a 1, se trata de dar la vuelta a la tortilla", apunta Mark Potts, reportero y editor en diarios antes de cofundar el WashingtonPost.com. Ahora se dedica a asesorar a las publicaciones mutantes y sienta cátedra desde su blog, Recovering Journalist.

Jeff Jarvis, otro reconocido bloggero, es de los que creen que lo que está pasando es bueno para el periodismo y para la sociedad. "El periodismo en Internet puede ser mejor. Se puede actualizar con más frecuencia, la gente puede participar". Eso sí, alerta del peligro de que los recién llegados a la Red se dejen seducir por la inmediatez de los medidores de audiencias y acaben amarilleando los contenidos.

Esta crisis del modelo de negocios supone una oportunidad para que los periódicos se reorganicen y se vuelvan más eficientes, dice Jarvis, profesor de periodismo interactivo de la Universidad de Nueva York y cuyo blog, Buzzmachine, se ha convertido en un referente para los que se interesan por el futuro de la prensa. Asesora a grandes como The Guardian, la BBC, o The New York Times, y defiende el concepto de ciudadano-periodista, capaz de suplantar a reporteros locales, por ejemplo. "El periodismo ha dejado de ser un club cerrado donde unos cuantos daban lecciones a los demás. Hemos ganado en democracia", sostiene. Y recomienda a los periodistas vigilar de cerca la Red, los blogs, los foros de discusión. "Allí es donde la gente dice qué es lo que le interesa".

Y, como otros expertos, cita el ejemplo del Huffington Post, una suerte de diario digital que arrasa en EE UU, en el que participan bloggeros de toda índole y lectores. Por ahí van los tiros, sostiene. Por ahí y por un nuevo modelo de negocios fragmentado, con múltiples actores informativos, no necesariamente muy grandes, pero que consigan estar presentes en links por toda la Red de manera que los lectores se topen con ellos y acaben dirigiéndose a su página. Las del futuro próximo serán páginas de información en las que los lectores aportarán los contenidos. Si el dramaturgo Arthur Miller definió en 1961 un buen periódico como "una nación hablando consigo misma", los periódicos del futuro generarán una conversación nacional frenética.
Jarvis, como otros, sostiene que la crisis golpeará con mucha más fuerza a las cabeceras regionales. Que los grandes diarios nacionales, junto con las publicaciones hiperlocales, se salvarán. Aún así, para unos y otros recomienda la especialización. Los periódicos ya no pueden pretender cubrir todo. "Los tiempos en los que 15.000 periodistas van a la convención de un partido político en la que no pasa nada, sólo para que el medio pueda decir que ha estado allí, se han terminado. Tienen que centrarse en lo que mejor hacen", dice.


Para Meyer, premio Pulitzer y padre del periodismo de precisión, lo que los periódicos hacen mejor que nadie es descubrir noticias, investigar, mantener a raya al poder político y al económico. "Tienen que dedicarse a crear un diálogo inteligente con ciudadanos y élites políticas. Sólo así rentabilizarán su producto", dice desde Carolina del Norte.

Aún así, reconoce que muchas publicaciones lo van a tener muy crudo y apunta a nuevas tendencias en EE UU, como la de los filántropos dedicados a rescatar empresas informativas. Es el caso de Propublica, fundación dedicada al periodismo de investigación en la Red. Y también el de propietarias de publicaciones como The Christian Science Monitor, o, en Europa, The Guardian.

"El problema es que en España este modelo no triunfará porque no tenemos esa cultura de la filantropía", advierte Juan Varela, consultor de medios de comunicación en varios países y editor del blog Periodistas 21. Considera la situación española preocupante. El éxito de las promociones en los diarios de pago ha permitido ingresos potentes por publicidad en los últimos años, dice, y ha mitigado una tendencia que hacía estragos en el resto del mundo desarrollado.

Pero las vacas flacas ya están aquí. El descenso de la publicidad en la prensa escrita de pago es imparable. "Este año va a ser clave en la crisis; se va a notar mucho el frenazo económico y muchos anunciantes que ahora se retiran, cuando vuelvan se pasarán a las ediciones online". Hace, sin embargo, de la necesidad virtud. "Gracias a los problemas financieros los periódicos van a atreverse a dar el salto al mundo digital. Eso sí, algunos -entre ellos las segundas y terceras cabeceras regionales- se quedarán por el camino", advierte.

Sólo se salva Asia

Mientras bajo el epígrafe RIP la página web newspaperdeathwatch.com da cuenta de las defunciones periodísticas en Estados Unidos, en Asia proliferan las nuevas cabeceras. Es la única región donde el periódico en papel gana adeptos. Al menos, eso es lo que indican las cifras que presentó la World Newspapers Association (WAN) hace dos meses. Para asombro de los alicaídos directores de diarios de medio mundo, el director general de la WAN, Timothy Balding, desveló durante el pasado congreso mundial de periódicos las optimistas estadísticas que hablan de una subida del 2,6% de la circulación en 2007.

China e India, donde se venden 107 millones de ejemplares al día, son los principales responsables de esta subida, mientras en Europa (1,9%) y en Estados Unidos (3%) la circulación sigue bajando. Las cifras muestran el rápido crecimiento de la publicidad en Internet, donde el año pasado subió un 32%.

Lejos de insuflar ánimo, las cifras de la WAN causaron el rechazo en parte de los asistentes al congreso, que acusan a la asociación de irresponsable y de tratar de dar una imagen del estado de la prensa que no concuerda con la realidad. "El exceso de optimismo puede ser dañino", advierte el profesor de periodismo en la Universidad de Texas, Rosental Alves, quien augura a las publicaciones que nacen ahora en China e India una corta vida.

El crecimiento económico de estos países ha creado nuevos lectores, pero muchos de ellos consumen prensa gratuita y no necesariamente de calidad y, por otro lado, la revolución tecnológica pegará fuerte en esos países donde el móvil está a la orden del día, advierte Alves. "Pasarán de leer el periódico en papel a leerlo en el teléfono en muy poco tiempo", vaticina.