miércoles, 29 de octubre de 2008

De Menéame, sobre educación

Extraído del blog Pensador Borroso, accedido a través de Menéame:

La carta que nunca escribiré

Carta a un padre tocapelotas que, cuando su hijo suspende hasta el recreo, viene a acusarnos a los profesores de tenerle manía al niño, y a decirnos que el profesor particular le dice que no entiende los suspensos, porque el niño se lo sabe todo muy bien:

Estimado Señor XXX:

Por lo que me dice en su carta de ayer, da la impresión de que su hijo es gilipollas y usted mucho más, si cabe; pero visto lo visto creo que estamos ante un clarísimo caso de niñato malcriado que ha encontrado la manera de chantajear emocionalmente a sus papás y manejarlos a su antojo, y ustedes son tan idiotas que no solo le creen todas las tonterías a su hijo sino que además son capaces de minar la autoridad del profesor con tal de no ponerle límites su hijo. Deberian reconocer que dimitieron hace tiempo y que no estan dispuestos a asumir ningún sacrificio por la educación de su criatura.Con eso estan consiguiendo crear una persona insegura, intolerante al fracaso, tiránica, y caprichosa.Pero, en fin, allá ustedes, sigan consintiéndole absolutamente todo a su hijo, ninguneando a los profesores en su presencia y minando su autoridad. Eso traerá consecuencias. Asumo que seré señalado como el responsable de todo cuanto le pase al cretino de su hijo en el futuro (suspensos en el carné de conducir y desengaños amorosos incluidos), pero el problema seguirá siendo de usted. Haga algo ahora o déjeme en paz, que no tengo tiempo que perder en tonterías. Y tenga por segura una cosa: yo a su hijo le dejaré de ver (Dios mediante) dentro de cuatro o cinco años como máximo, pero usted lo va a tener en casa apalancado frente a la tele el resto de su vida. ¿A que acojona la perspectiva?Sin embargo, lo que más me preocupa es que usted piense que yo soy igual de manejable y que su hijo piense que es capaz de manipularme tanto como a usted. La respuesta es no. A diferencia de usted, yo no soy tonto de baba ni tengo el encefalograma plano como una pista de aterrizaje.Tengo el culo pelado de ver crios destrozar a sus familias solo por el placer de ver como se rompen, las huelo a distancia, y en este caso lamento comunicarles que su hijo apesta (los sobacos también, si, pero ahora no me refería a eso).Así que déjenme en paz usted, su mujer, su hijo, el profesor particular de su hijo y la colección de tonterías con las que me viene asaltando desde hace seis meses. En otras palabras: VAYANSE TODOS A LA MIERDA.Les deseo a usted una disfunción eréctil y a su señora de usted una anorgasmia permanente.

Atentamente:El Jefe de Estudios en pleno ataque de indignación

Publicado por Pensador Borroso a las 02:02

martes, 28 de octubre de 2008

EL Mundo después del Crash. Depresión

REPORTAJE
El mundo después del 'crash'
La crisis financiera ha acabado con los dogmas dominantes de los últimos 25 años
JOAQUÍN ESTEFANÍA 26/10/2008

Hay en economía un concepto más enérgico que el de recesión para explicar lo que está sucediendo: depresión. La depresión es más grave y duradera que la recesión, y se manifiesta en el frenazo en seco de la actividad, la debilidad de la demanda, la contracción del comercio internacional, el incremento del paro, la caída del poder adquisitivo, etcétera, todos ellos procesos muy dolorosos y contrarios al progreso. Pues bien, el profesor de Economía de la Universidad de Nueva York Nouriel Roubini, el gurú que se ha hecho famoso por haber anticipado la crisis financiera que se inició con el estallido de las hipotecas tóxicas, ya ha utilizado el concepto de depresión como síntoma de lo que ocurre en la economía a escala planetaria. Hace unos días escribía Roubini: "No podemos descartar un fracaso sistémico y una depresión global. (...) Se corre el riesgo de un desplome del mercado, una debacle financiera y una depresión mundial". El economista plantea que más que una coyuntura en forma de V (caída y pronta recuperación) estamos en otra en forma de U (caída en la que la economía se mantiene un tiempo, para luego ascender), o quizá en forma de L (caída y letargo a largo plazo).


Muchos ciudadanos notan ya el escalofrío de la inseguridad económica
La revolución conservadora perdió su rumbo al hacerse ideología irrebatible
Un arranque ciertamente tenebroso sobre la coyuntura quizá pueda compensar el optimismo del titular de este que parece llevar implícito -y no es así, como se ha visto la semana pasada- la superación del desplome bursátil que, en otras ocasiones históricas, ha sido la antesala de una recesión o de una depresión. Crash y depresión se retroalimentan. Hay muchas similitudes -y bastantes diferencias- con la Gran Depresión de 1929. Es urgente desempolvar los viejos manuales de entonces y establecer las comparaciones. "Pensar el presente desde un punto de vista histórico" (Walter Benjamin).


En diciembre de 2006 caía el Ownit Mortgate Solutions, un pequeño banco hipotecario de California especializado en productos de alto riesgo. Es el antecedente más cercano del estallido de la burbuja inmobiliaria y de las hipotecas subprime, que devendría en la norma a partir de julio de 2007. Desde entonces hay muchas víctimas sin enterrar. Entre ellas, la economía real en forma de estrangulamiento del crédito (que es su sistema sanguíneo), desaparición de los bancos de inversión y nacionalización de otras entidades que formaban parte de la aristocracia financiera internacional, desprestigio de los organismos reguladores nacionales y de las agencias de calificación de riesgos, profundísima descapitalización bursátil de muchas empresas financieras y no financieras, parón de la actividad económica y de la inversión, contracción de la demanda, suspensiones de pagos, desempleo, etcétera. Y sobre todo, un escalofrío en muchos ciudadanos en forma de inseguridad: no sólo miedo al terrorismo y a otras formas de inquietud ciudadana, sino a la inseguridad económica y el temor al otro, al diferente, al que compite con el puesto de trabajo y carga de obligaciones al Estado de bienestar.

Otra víctima de la crisis es una forma de entender el mundo, un modo de pensar que se identifica ampliamente con la ideología neoliberal. La máxima acuñada por la revolución conservadora de Margaret Thatcher y Ronald Reagan, que ha durado un cuarto de siglo, de que el Estado es el problema y no la solución, ha saltado hecha trizas en cuanto se han acumulado las dificultades. La "destrucción creativa" de Schumpeter sólo se hizo realidad cuando las autoridades americanas dejaron hundirse al que era cuarto banco de negocios estadounidense, Lehman Brothers (y casi todos los analistas califican esta inacción como un grave error y el principio del pánico); las demás instituciones financieras con problemas han sobrevivido con una u otra fórmula de intervención pública, con paquetes de rescates a babor o a estribor, en forma de avales públicos, compras de activos o directamente de acciones. Lo explica resignado un economista español: "Hemos generado mucho riesgo moral para evitar el riesgo sistémico". Ahora, la retórica del libre mercado se utiliza con más soltura, más selectivamente: se asume cuando sirve a intereses especiales y se descarta cuando no es así. Sin complejos, el presidente de la patronal española llegó a exigir "un paréntesis" a la economía de mercado.

Hace escasamente año y medio, todavía la economía mundial continuaba en la senda de crecimiento más larga y profunda de la historia contemporánea. La teoría de los ciclos económicos parecía extinguida y el planeta se instalaba en el denominado ciclo Kondratief, una onda larga de prosperidad debida -se decía- a la confluencia de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC) con la flexibilidad empresarial y la innovación financiera. Los mantras más citados eran los de la desregulación y la autorregulación. Hasta tal punto que cuando se encienden las primeras luces rojas de las dificultades hay una generación de jóvenes ejecutivos, los que mandan en muchas empresas y en bastantes Gobiernos, que no tienen puntos de referencia para saber lo que es una crisis y qué tratamiento preventivo darle.

Es muy interesante seguir las mutaciones que ha sufrido la naturaleza de esta crisis en apenas 18 meses: primero se identificó con el estallido de la burbuja inmobiliaria y el abuso en la concesión de hipotecas de alto riesgo; a ello se le añadió un tsunami protagonizado por las materias primas alimentarias y los elevadísimos precios de la energía, de modo que entonces se habló de "tormenta perfecta" y se hizo una equivalencia con los primeros años setenta del anterior siglo, al aparecer la estanflación (alta inflación y crecimiento cero). Cuando se hicieron sentir los primeros efectos de la sequía crediticia en forma de reducción del crecimiento económico bajaron los precios de las materias primas; como consecuencia de ello, la inflación dejó de estar en primer plano, pero a las víctimas de la coyuntura se añadieron los países emergentes, principales productores de materias primas, y de los que se había dicho que en esta ocasión estarían exentos del efecto contagio. Conforme pasaban las semanas y dejaba de funcionar el mercado interbancario debido a la desconfianza que las entidades se tenían entre sí (¿cuál de ellas tenía en su interior la metástasis de los productos estructurados y colaterales sin valor alguno en el mercado?), la crisis hipotecaria devino en crisis financiera y los Gobiernos salieron al rescate en el entendido de que la desconfianza de los ciudadanos en las entidades de crédito es la antesala de una catástrofe en la economía real. Hubo un momento en que en algunas plazas y sucursales bancarias los clientes, después de hacer colas para sacar sus ahorros, intentaban transmutar sus depósitos en lingotes de oro, en la creencia de que este metal precioso era la inversión más segura.

Sólo cuando los ciudadanos, airados, comenzaron a preguntarse en alto por qué habían de rescatar a quienes habían sido víctimas de su codicia, es cuando se sofisticó un poco el discurso: la mayor inyección de dinero público utilizada en la historia para salvar a los bancos en dificultades era tan sólo una etapa intermedia para salvar a la economía real. Lo que es bueno para Wall Street es también bueno para la calle. Proteger a Wall Street es proteger a Main Street. Así lo ve el grupo de banqueros con chistera y puro que aparecen en la tira satírica del New Yorker. Uno de ellos grita indignado: "¡Maldita sea, para nosotros Wall Street es Main Street".

Las ayudas oficiales a la banca ("Aportaremos todo lo que sea necesario", ha declarado Berlusconi, el más desvergonzado de los políticos actuales) han servido hasta ahora para detener el pánico de los clientes y para que emerja un hilillo de liquidez en los mercados, que se ha concretado en una pequeña baja de los tipos de interés (Euríbor y Líbor). Pero sigue sin saberse si tanto dinero aportado por el Estado se trasladará del sistema financiero al conjunto de las empresas con inmediatez, para que la situación tienda a normalizarse, y a qué precio. Esto era así hasta anteayer. Pero resuelta al menos en parte la dificultad financiera más urgente, los mercados bursátiles han reaccionado extraordinariamente a la baja cuando en el frontispicio ha aparecido el problema de fondo: el colapso de la economía real. La mayor parte de los países de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) -los 30 países más ricos del mundo- han entrado en recesión o están a punto de hacerlo (dos trimestres seguidos de reducción de sus productos brutos), y sin visos de salida. Además, el contagio afecta a muchos países emergentes, que han tenido que gastar las reservas de divisas en defensa de sus monedas, mientras aumenta su riesgo país y ven bajar los precios de sus exportaciones. Se ha llegado a la madre de todas las crisis. Cada uno de los pronósticos que han ido elaborando las organizaciones multilaterales (OCDE, Fondo Monetario Internacional, etcétera) se han tirado a la papelera en el mismo momento en que se hacían públicas. La velocidad de la metástasis es tal que todas las explicaciones de la coyuntura se han quedado antiguas en tiempo real. Aun hace dos fines de semana, en su asamblea semestral, el FMI preveía un ligero crecimiento en 2009 para el conjunto de las economías avanzadas y del orden del 6% en las emergentes. Sin embargo, el pasado miércoles, el Foro Económico Mundial sentenciaba: "La crisis financiera afecta ya a la economía real en un nivel alto y el riesgo de una profunda y prolongada recesión crece".

Con esta crisis multiforme y poliédrica ha desaparecido también una forma de hacer la política económica, que ha sido dominante en el último cuarto de siglo. Aquella que había formalizado el dogma de que los mercados son los que mejor saben qué hacer. Del mismo modo que hay ciclos en la coyuntura también hay ciclos ideológicos que conceden el énfasis a las distintas herramientas económicas. Y ha comenzado otro. En el año 1936, el que probablemente ha sido el economista más influyente del siglo XX (y lo vuelve a ser ahora), John Maynard Keynes, escribió en su obra magna Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero: "Las ideas justas o falsas de los filósofos de la economía y de la política tienen más importancia de lo que en general se piensa. A decir verdad, ellas dirigen casi exclusivamente el mundo. Los hombres de acción que se creen plenamente eximidos de las influencias doctrinales son normalmente esclavos de algún economista del pasado". Las ideas keynesianas, tan menospreciadas en el último cuarto de siglo, están siendo aplicadas ahora por quienes tratan de sacar a la economía de la camisa de fuerza de la revolución conservadora y de la desregulación permanente. No por casualidad, sino como un signo de los tiempos, la Academia Sueca ha concedido hace unos días el Nobel de Economía a quien es uno de los neokeynesianos más insignes: Paul Krugman.

El New Deal del presidente Franklin Delano Roosevelt, respuesta a la Gran Depresión de 1929, inauguró un ciclo progresista de intervención en la económía que duró casi medio siglo y que ha sido denominado la edad dorada del capitalismo: el mundo creció mucho y los países más avanzados construyeron su Estado de bienestar. El 31 de diciembre de 1933, 10 meses después del inicio del New Deal, Keynes escribe una carta abierta al presidente en The New York Times, en la que le aconseja actuaciones adicionales, entre las que sobresale "una atención predominante en el más alto grado al incremento de la capacidad de compra resultante de los gastos públicos, financiados mediante créditos".

A finales de los años setenta y principios de los ochenta se inició la revolución conservadora, que tuvo sus principales ideólogos en Margaret Thatcher y Ronald Reagan, y su continuidad en los neocons que han gobernado en la Casa Blanca y en la Reserva Federal. Francis Fukuyama, el constructor del concepto del fin de la historia, ha matizado aquella forma de entender el mundo y recientemente ha hecho un balance de ese tiempo: la revolución conservadora perdió su rumbo porque se convirtió en una ideología irrebatible, y no en una respuesta pragmática a los excesos del Estado de bienestar. En ella había dos conceptos sacrosantos: que las reducciones de impuestos se autofinanciarían y que los mercados financieros podrían autorregularse. Pues bien, el balance es clarificador: Reagan y Bush dejan a EE UU con gigantescos déficit, la economía creció tanto con Clinton como con Reagan y con superávit público, y de las secuelas de la autorregulación del mercado financiero tenemos suficientes ejemplos catastróficos en los últimos meses.

La crisis traza una frontera, la del final (por ahora) de otra edad dorada: el crédito fácil, la liquidez extrema, los riesgos fuera del balance, los sueldos astronómicos de los grandes ejecutivos ligados a la creación de valor a corto plazo y no a la calidad de lo que se fabrica o con lo que se trabaja, los cambios legales para facilitar la especulación sin límites y las zonas de sombra (el capitalismo gris), una psicología mediante la cual los ahorradores se convirtieron en inversores y los inversores en activos apalancados, la autorregulación como pretexto para administrar sin límites, etcétera.

Cada ciclo ideológico en economía está provocado por una crisis. El New Deal llegó por la Gran Depresión; la revolución conservadora, como reacción a la estanflación; y el paradigma que parece instalarse a principios del siglo XXI, por la crisis iniciada con las hipotecas subprime llevada al paroxismo. Las matrices que lo componen son las de la intervención del Estado siempre que sea necesaria, la regulación financiera, quien contamina paga (en relación a los activos tóxicos) y la necesidad de dotar de gobernanza a la globalización realmente existente. Por ello se ha dado tanta significación a la construcción de un nuevo Bretton Woods, en analogía con la Conferencia Monetaria y Financiera de las Naciones Unidas, celebrada en New Hampshire del 1 al 22 de julio de 1944, al final de la II Guerra Mundial, y que ha constituido hasta ahora el intento más ambicioso por configurar un nuevo orden económico internacional. Entonces participaron 44 países. Hoy se trata, como se declara con ampulosidad, de "refundar el capitalismo": cambiar todo para que nada cambie.

Se trata de evitar otra Gran Depresión e ir, por el contrario, a una Gran Transformación, como tituló su libro de referencia Karl Polanyi en 1943. En él demostraba, acudiendo a la historia y a los datos empíricos, que no existe nada parecido a una mano invisible que ordene a los mercados; éstos se regulan por la acción del Estado. Hay que actualizar la Gran Transformación a la era de la globalización en la que los Estados tan sólo son entes intermedios.

domingo, 26 de octubre de 2008

Catolicismo verdadero

Palabra de Dios
Manuel Bru. Ya, 26 de Octubre.


El otro día una emisora dedicó todo su programa de la tarde para increpar a sus oyentes a que se liberasen de la creencia en Dios, aduciendo dos razones: que esta sólo puede ser un invento humano, y que sólo comporta infelicidad y dolor. Se llegó a decir y a confirmar por parte de todos los contertulios que todos los que creemos en Dios somos terroristas. Este tipo de persecución religiosa, que le falta sólo un paso para convertirse en violenta y cruenta, como en Irak, en India, o en Arabia Saudi, no responde a una mera concepción a-religiosa de la cultura dominante, ni tiene ya mucho que ver con el fanático racionalismo ilustrado, sino que responde sólo a un estallido de odio, de xenofobia, de racismo. El dogma principal de este tipo de ateismo militante es una impresión de Friedrich Nietszche, su gran mentor, que decía que le parecía necesario lavarse las manos después de haber estado en contacto con los creyentes.

Decía Paul Tillich, allá por los años sesenta, que la diferencia religiosa fundamental en la edad contemporánea no era la que existía entre los creyentes y los no creyentes, sino entre los hombres profundos y los superficiales. Ojala fuese aún así. Desgraciadamente creo que la gran diferencia religiosa de este tiempo, tiempo de crisis humana y moral mucho más y mucho antes que económica, es la que se establece entre los hombres que exhalan esperanza o aquellos que expelen amargura, entre aquellos que cobijan amor o aquellos que guarecen odio, y sobre todo, entre aquellos que persiguen a los que tienen fe, y aquellos que aman a los que no la tienen, aunque les persigan.

Por todo esto resulta altamente providencial que en el santo viaje de ese viejo barco, que a no pocos náufragos salva a diario del mar de la iniquidad y el sinsentido, que es la Iglesia de Jesucristo, se haya vivido en estas últimas semanas una experiencia sinodal, es decir, de profunda conjunción y comunión, para mejor aprender a acoger, pensar, meditar, contemplar, y vivir la Palabra de Dios. Porque los que hemos recibido la llamada a abrazar esta palabra como lo que es, mirada, lenguaje, mente y corazón del único Dios verdadero que es el Dios del amor, de ella sólo recibimos, para quienes nos excluyen, denigran, maldicen y odian, una sola respuesta, tan “fundamentalista” y “radical”, que no admite excusa alguna, ni sustracción posible. Y esta respuesta dice así: “Alejad de vosotros toda amargura, arrebato, cólera, gritería (…) Sed más bien unos para otros bondadosos, compasivos y perdonaos los unos a los otros, como Dios os ha perdonado en Cristo Jesús” (Ef. 4, 31-32), porque, “si amáis a los que os aman ¿qué mérito tenéis? Vosotros, en cambio, amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen, rogad por los que os maltratan” (Mt. 5, 44).

Entrevista con José Antonio Fortea

José Antonio Fortea: mi vida es una historia de prohibiciones

Entrevista de José Antonio Fortea


Acaba de publicar su biografía “Memorias de un exorcista”

(MR-ediciones)

El exorcista José Antonio Fortea afirma que su vida es una historia de prohibiciones, que no ha contado con el apoyo de muchos obispos -”ni un mínimo gesto”- en su trabajo para liberar posesos, y que su auténtica pasión es la de hacer apostolado mediante la literatura.
En una entrevista con Efe, el padre Fortea, que acaba de publicar su biografía “Memorias de un exorcista”, reconoce, en un tono no exento de decepción, que permanentemente recibe invitaciones de todo el mundo para dar conferencias, desde América a Europa, -en Madrid muy pocas- y, sin embargo, jamás ha recibido una para hacerlo en su diócesis, la localidad madrileña de Alcalá de Henares, donde tiene su parroquia. Y agrega que no sería la primera vez que, en pleno viaje hacia Estados Unidos “cruzando el Atlántico” para pronunciar una conferencia programada con mucha antelación, ha tenido que “sufrir, en carne propia, el aviso de que había sido suspendida por indicaciones de la jerarquía eclesiástica”.


“Mi vida, reconoce, ha sido una constante historia de prohibiciones… para hablar con la prensa, para pronunciar conferencias y para practicar exorcismos en muchas diócesis. Menos mal -agrega- que no me pueden prohibir pensar ni escribir”.

“Siempre obedeceré las indicaciones que se me hagan, porque no tengo ningún plan revolucionario para cambiar la Iglesia, y porque a pesar de los errores y de las cosas que se hacen mal -hace cinco siglos era mucho peor que ahora-, la Iglesia va evolucionando y mejorando”.

Fortea dice en su libro, publicado por la editorial “MR” del Grupo Planeta, que es una persona bastante tradicional y que ya se lo dijo algún obispo cuando empezó su formación en el seminario de Pamplona.

“Pero tradicional, dice a Efe, no significa tradicionalista. Soy honesto y no pretendo presentarme como adalid de la modernidad a pesar de que me entiendo muy bien con el ala más progresista -curiosamente los que menos problemas me suelen dar-, de que tengo buena relación con los medios de comunicación, y de que dialogo con todos y comparto muchas cosas”.

“Mi visión de la Iglesia es la que aparece en los santos Evangelios, en realidad una visión bastante pía de las cosas. Para mi es una cuestión teológica fundamental el que la Iglesia es un misterio puesto por Dios y que tiene la intervención del Espíritu Santo”.

”Si sólo fuese una comunidad de personas, dice el padre Fortea, me habría casado, hubiese vivido bien y no sería sacerdote. Pero yo creo en esa Iglesia de santos como Teresa de Calcuta, el padre Pío, o San Ignacio de Loyola, en esa Iglesia en la que puedes inmolarte, -digámoslo así- y por lo tanto me inclino y me arrodillo ante el Espíritu Santo. En ese sentido sí soy tradicional”.

El problema, apostilla, “es que todo al final se plantea como una batalla… Si yo tuviera que elaborar las normas, en materia sexual, por ejemplo, no habría ningún pecado, salvo en cuestiones como la pederastia…”.


“Entiendo que dos homosexuales se enamoren…, pero yo tengo que obedecer y no puedo romper con algo que tiene el aval de todos los santos y los místicos, porque ellos tenían una conexión directa con Dios y, por lo tanto, no están equivocados y la Iglesia, entonces, merece la pena”.

Sobre sus “memorias”, en las que narra por qué se inicio en el exorcismo y describe sus experiencias al respecto, afirma que las escribió tras recibir la sugerencia de un amigo, al que comentó que quería escribir un libro, en el sentido de que mejor escribiese sus memorias.

Fui escribiendo un diario, explica Fortea, sobre lo que iba ocurriendo en mi vida, y al final surgió este libro, que tendrá continuidad en otros, “porque tengo ya mucho más escrito en el diario que llevo, que lo publicado en esta obra”.


A la pregunta de si en sus actuales memorias existen muchos silencios, Fortea reconoce que es así, pero que “como el cardenal Martini, llegará la ocasión en que podré contar todo lo que me ha sucedido, y citar a las personas con nombres y apellidos”.

En relación con las posesiones diabólicas y si siguen produciéndose, indica que “todos los años me encuentro con tres o cuatro casos”, y agrega que en Europa van en aumento por la tendencia a participar, sobre todo los jóvenes, en actos de espiritismo y el juego de la wuija.

Es probable que Dios no exista

Es probable que Dios no exista

ELVIRA LINDO El País, 26/10/2008

El eslogan ha empezado a viajar en los laterales de los autobuses londinenses: "Es probable que Dios no exista. Ahora, deja de preocuparte y disfruta de la vida". La idea se le ocurrió a la escritora Ariane Sherine como manera de contrarrestar los mensajes amenazantes, de infierno y maldiciones, con que la Iglesia suele calentar los oídos a los no creyentes. Diversas asociaciones que defienden la idea de un país laico se aplicaron a la tarea de recaudar dinero para la campaña, y ahora les sobra para empezar a exportarla a otras ciudades británicas. Lo que me divierte del asunto es la fineza del mensaje y la falta de agresividad que encierra. Muy inglés. Habría que estudiar cuál es la razón por la cual los ingleses transforman su antológica frialdad de trato en un gran sentido de la ironía en todo cuanto escriben, y los españoles pasamos de esa simpatía con la que adornamos la vida diaria a la gran mala follá en cuanto nos ponemos a expresarnos por escrito, algo que hemos convertido en cualidad vernácula. Entre nuestras cualidades no está la de distinguir entre sentido del humor y mala hostia. Incluso la Iglesia británica ha dado muestras de buen talante; enterada de que Richard Dawkins, el autor de El espejismo de Dios, había sido una de las personas que más dinero había aportado a la campaña, contestó a través de su portavoz de la manera más elegante posible: "Nos alegramos del interés continuado que el señor Dawkins muestra por Dios; eso anima el debate", añadiendo que "a los creyentes no nos preocupa el hecho de disfrutar o no de la vida. Muy al contrario, nuestra fe nos libera para poder ver esta vida desde la perspectiva apropiada". Que Dios me perdone, pero no podría imaginarme un debate en estos términos en España. A la Iglesia española le han salido en los últimos tiempos portavoces voluntarios más papistas que el Papa, y hay medios de comunicación que distraen al espectador a diario con imágenes de supuestos fetos de seis meses triturados y palabras como genocidio o tortura guantanamesca. Mal le irá a la Iglesia si su forma de atraer a posibles fieles es llamando asesina de fetos o de embriones a la mitad de la población. Bien podrían aprender del historiador británico Fernández-Armesto, que, aun siendo creyente, criticaba, en un artículo publicado recientemente en El Mundo, la inclusión, por parte de la inefable Palin, del aborto como asunto electoral, porque a su juicio distorsionaba el debate político. Señalaba también el historiador que una de las cualidades de la cultura española que más le atraían era la capacidad de hablar de cualquier asunto, por polémico que sea, en una cena, algo imposible, decía, en la cultura anglosajona. Ay, no sabe el profesor cuántos amigos se pierden aquí a los postres por decir, ni más ni menos, lo que uno piensa. Aunque a lo mejor hay que mirarlo de otra manera: si los amigos se pierden por eso, no serían tan amigos. Pero, en fin, no sólo la Iglesia española se muestra agria en sus debates, también los ateos tienden a expresarse aquí con aspereza, con ese me cago en Dios y esa incapacidad para entender que detrás de un creyente no tiene por qué haber un facha redomado. Lejos de los tópicos, ese hombre afable que es Javier Fesser ha llevado al cine una historia conmovedora basada en la vida de la niña Alexia, que padeció un cáncer extremadamente cruel y a punto está de ser beatificada. En estos días oscuros de invierno repentino, la cara de Nerea, la actriz que interpreta Camino, me sorprende en cada esquina de la ciudad. Desde que he visto la película, le digo a Fesser, ese rostro me impresiona más, no sólo por la emoción de la historia, sino por la empatía que provoca esa niña de once años que es tan actriz como una de sesenta. Un hallazgo. Fesser me habla de ella con pasión. De ella y de todo, de ese mundo que lleva años investigando, el de la fe que mueve más que montañas, la fe de una madre que es capaz de entregar el calvario de su hija al Señor, reprimiendo su dolor materno, y tratando de que la niña viva el final de su vida con la alegría de ser la víctima elegida por Dios. Tremendo. Fesser ha elegido un mundo que existe, pero del que casi no se habla, y menos en el cine español, el de los fanatismos religiosos; pero no lo hace toscamente, sino dejando que sean los mismos personajes quienes se retraten. Él sabe que hay ciertos sectores que pretenden extender la idea de que su película está hecha contra Dios, una manera retorcida de retirar a los creyentes del cine; pero de lo que trata Camino es de la forma en que las creencias (incluso las ideologías) absolutas nos prohíben actuar como seres humanos y sentir dolor, empatía, piedad. Tampoco quiere Fesser que se piense que su película es triste. Bueno, le digo, ¿hay algo malo en emocionarse? En realidad, esta historia cuenta cómo una fe corrosiva impide a una madre sentir abiertamente el dolor por la pérdida de su hija.

Un numerario del Opus asistió al estreno. El único comentario que hizo a la salida se refería a una escena en la que se ve a miembros del Opus sentarse a comer: "Un numerario nunca se sentaría a una mesa sin mantel". ¿Hay que pensar entonces que todo lo demás es cierto?

Crítica a la economía mundial

TRIBUNA: PAUL A. SAMUELSON
Adiós al capitalismo de Friedman y Hayek


PAUL A. SAMUELSON El País, 26/10/2008


El capitalismo puro se impuso entre 1915 y 1919, cuando yo era niño. ¿Quién lo mató? El presidente republicano Herbert Hoover y su multimillonario secretario del Tesoro Andrew Mellon fueron culpables antes y después del hecho. ¿Quién lo devolvió a la vida? El New Deal de posición intermedia impuesto por Franklin Roosevelt. Pero tuvieron que pasar siete años desde la investidura de Roosevelt, en marzo de 1933, para conseguirlo.

La línea intermedia de Roosevelt, Truman, Kennedy y Clinton habría evitado el caos y las quiebras de hoy


Permítanme avanzar rápidamente en el tiempo hasta el actual estallido financiero mundial. Los sistemas de mercado no regulados acaban destruyéndose a sí mismos. ¿Ha llegado el sistema de mercado a su fin? Como persona apegada a los valores tradicionales, espero que no. Mil años de historia económica atestiguan objetivamente lo indispensables que son los sistemas de mercado.
Marx, Lenin y Stalin eran paletos en lo que a economía se refiere. Mao era incluso peor. Y olvidémonos de Castro en Cuba, de Chávez en Venezuela y de quienquiera que fuese el que sumió a Corea del Norte en la hambruna y el estancamiento.


¿Qué es entonces lo que ha causado, desde 2007, el suicidio del capitalismo de Wall Street? En el fondo de este caos financiero, el peor en un siglo, encontramos lo siguiente: el capitalismo libertario del laissez-faire que predicaban Milton Friedman y Friedrich Hayek, al que se permitió desbocarse sin reglamentación. Ésta es la fuente primaria de nuestros problemas de hoy. Hoy estos dos hombres están muertos, pero sus envenenados legados perduran.

Son palabras duras que deben justificarse. Pero permítaseme advertir a los lectores que mi larga y variada experiencia en historia económica me ha convertido en un centrista incurable. Peor que eso: he aprendido por las malas a ser incurablemente ecléctico.

Fui un estudiante brillante en la conservadora Universidad de Chicago desde 1932 hasta 1935. Mis profesores de Economía mundialmente famosos me encantaban, y me colmaron de notas altas. Pero. Pero. Siempre que miraba al exterior por las ventanas de la universidad veía tasas de desempleo cercanas al 50%. (La situación en la Alemania prehitleriana era más o menos la misma). Nada de eso cuadraba con lo que se escribía en los libros de texto que me mandaban leer.

¿Por qué pasé mis cuatro vacaciones de verano universitarias en la arenosa playa del lago Michigan? Mi familia no era pobre, pero tampoco asquerosamente rica. Por aquel entonces no había ningún trabajo. Ninguno significa eso, ninguno. Prácticamente todos los bancos de Indiana, Illinois y Wisconsin habían quebrado.

¿Cómo se las apañaron el benévolo presidente Roosevelt y el pérfido Adolf Hitler para restaurar casi el pleno empleo en los seis largos años que siguieron a 1933? Lo que finalmente resolvió el problema fue un enorme gasto deficitario que aumentó la deuda pública. Esta historia, tal y como yo acabo de contarla, no se encuentra en casi ninguna de las tesis doctorales de las grandes universidades privadas después de 1970. (Evidentemente, la ciencia mejora y desmejora).
Mis frases conectan con el desconcertante futuro de las iniciativas de rescate que están teniendo lugar en los cinco continentes. Primero, aclaremos quién tiene la culpa de que la estabilidad y el crecimiento que se produjeron en torno a 1995 se convirtieran en el caos de 2008.


1. No olvidemos nunca las idioteces que ha hecho George Bush en geopolítica. La historia futura documentará ese aspecto.

2. Desde que Ronald Reagan fue elegido para ocupar la Casa Blanca, en 1980, Estados Unidos se ha ido convirtiendo gradualmente en un país de derrochadores en los planos familiar, empresarial y público, como buenos derechistas radicales partidarios de la oferta.

En una fecha futura incierta, cuando se produzca un ataque mortal y desordenado contra el dólar como divisa, los gestores de fondos de cobertura que sobrevivan en Estados Unidos serán los principales vendedores al descubierto de dólares. Esos legados de Reagan habrán desempeñado una función crucial.

3. Los programas de "conservadurismo compasivo (sic)" prometidos por George Bush resultaron ser un programa de enormes recortes tributarios exclusivamente para gente como mis prósperos vecinos.

4. El fomento deliberado de la desigualdad no aceleró la productividad total de los factores en Estados Unidos. Por el contrario, la obscena subida de los emolumentos de los altos directivos volvió disfuncional todo el sistema de gobernanza empresarial. Los directores generales de carrera se lo montaron muy bien contando mentiras sobre los verdaderos beneficios de las empresas. Incluso después de que los descubriesen, se fueron al banco con una sonrisa de oreja a oreja.

De hecho, los candidatos de Bush para la Comisión de Control del Mercado de Valores, como el primer presidente que nombró, Harvey Pitt, fueron elegidos sólo porque liberalizarían el sistema, en lugar de mantener una sensata regulación centrista. Pitt fue escogido principalmente porque había sido abogado de las cuatro empresas contables principales, que a su vez estaban fabricando nuevas formas engañosas de medir la verdadera rentabilidad.

5. Pongan a estos contables en el estrado de los testigos. Les pagan aquellos a quienes se supone que deben vigilar, un caso flagrante en el que la vigilancia y la reglamentación son una necesidad fundamental.

6. Dejen sitio en el juzgado para las tres grandes agencias de clasificación: Fitch, Moody's y S&P-McGraw Hill. Se supone que sólo dan aprobaciones AAA al material seguro. Pero si una de las tres se volviera objetivamente veraz, las otras dos se quedarían con todo el negocio. Eso apesta a conflicto de intereses. Que tome nota el Congreso.

7. Por ahorrar espacio, pasaré a los nuevos "diabólicos monstruos Frankenstein" de la nueva "ingeniería financiera". Puede que yo y otros compañeros del MIT de Chicago, de Wharton, Penn y otras universidades, lo pasemos mal cuando nos enfrentemos a san Pedro en las puertas del cielo.

¿Cuál es el problema? Es verdad que los derivados y los créditos recíprocos pueden proporcionar un reparto racional del riesgo y, por consiguiente, reducir el riesgo total, pero también pueden destruir por completo cualquier transparencia.

Durante décadas he participado en consejos directivos sin ánimo de lucro con directores generales desde Nueva York hasta California. Ninguno de ellos entendió nunca nada de las fórmulas de Black, Scholes y Merton para valorar activos. Todo lo que sabían, o pensaban que sabían, era que los nuevos y maravillosos centros de beneficios libres de riesgo habían invadido sus despachos. Era mejor que la alquimia que convertía el estiércol en oro.

Por lo visto, nadie aprendió la lección de 1998, cuando Long Term Capital Management (LTCM) estuvo a punto de quebrar y necesitó un rescate pactado por parte del Banco de la Reserva Federal de Nueva York. La ingeniería financiera es lo que nos permite pasar del apalancamiento cero hasta, pongamos, un apalancamiento de 50 a 1. Y cuando el riesgo acumulado resultante explota, de nuevo todo lo que ocurre es que el director general y el director financiero se van al banco partiéndose de risa por el camino.

Bear Stearns convirtió de la noche a la mañana a sus multimillonarios en millonarios. El emperador Nerón tocaba la lira mientras Roma ardía. El jefe de Bear Stearns jugaba torneos de bridge mientras sus accionistas quedaban hechos polvo. Teniendo en cuenta que ésta era una de las casas de corretaje que manejaban muchas de las transacciones de LTCM, ¿no debería haber aprendido lo letal que es el hiperapalancamiento?

Lo primordial es que la mayoría de las pérdidas será permanente, como entre 1929 y 1932. Sin embargo, si la Reserva Federal y el Tesoro de EE UU crean suficiente dinero nuevo, la recuperación y la estabilidad serán posibles.

De haber seguido la línea intermedia de Roosevelt, Truman, Kennedy y Clinton, podrían haberse evitado el caos y las quiebras de hoy. Los académicos siguen debatiendo si Colón introdujo la sífilis en el Nuevo Mundo o fue al revés. Pero no cabe duda de que la crisis mundial de 2008 lleva en su etiqueta las palabras made in USA.

Desde Islandia hasta la Antártida, niños aún por nacer aprenderán a temblar ante los nombres de Bush, Greenspan y Pitt. Por supuesto, estoy exagerando, pero sólo un poco.

(c) 2008 Paul Samuelson. Distribuido por Tribune Media Services.

sábado, 25 de octubre de 2008

Entrevista con Rita Levi

ENTREVISTA: RITA LEVI-MONTALCINI Premio Nobel de Medicina

"Mi cerebro con casi cien años es mejor que cuando era joven"

GABRIELA CAÑAS - Madrid - El País, 24/10/2008

"Nunca he pensado en mí misma. Vivir o morir es la misma cosa", explicaba ayer la Premio Nobel de Medicina Rita Levi-Montalcini antes de ser investida Doctora Honoris Causa por la Universidad Complutense. "Porque naturalmente la vida no está en este pequeño cuerpo. Lo importante es la forma en que hemos vivido y el mensaje que dejamos. Eso es lo que nos sobrevive. Eso es la inmortalidad". En el Paraninfo de la universidad madrileña se vivió ayer un momento de excepción. La neuróloga centenaria (el próximo abril cumple los 100 años), que recibió el Nobel en 1984, regaló a los asistentes una lección de lucidez intelectual, compromiso social y un optimismo vital estrechamente ligado a una cierta indiferencia por la propia vida.

"Lo importante es la forma en que vivimos y el mensaje que dejamos"


Esta mujer judía nacida en Turín en 1909 está considerada una de las personas más importantes del siglo XX en Italia. Tuvo que esconderse del nazismo en la II Guerra Mundial ante las leyes de persecución racial y su primer laboratorio fue su dormitorio, que al tiempo le sirvió de refugio. Vivió 30 años en Estados Unidos, donde ejerció la investigación y la docencia de Neurobiología en la Universidad de St. Louis. En 1984 le otorgaron el Nobel de Medicina, junto a Stanley Cohen, por sus investigaciones sobre el crecimiento de las células neurológicas.

Pero su longevidad y su actitud positiva ante la vida no tienen que ver con sus conocimientos neurológicos; al menos no directamente. "Es ridículo obsesionarse por el envejecimiento. Mire, mi cerebro es ahora mejor que cuando era joven. Es verdad que veo mal y oigo peor, pero mi cerebro ha funcionado siempre bien. Lo fundamental es tener activo el cerebro; intentar ayudar a los demás y mantener la curiosidad por el mundo".

En esa constante actividad cerebral que ella defiende no cabe jubilación. "Estoy en contra de la jubilación o cualquier otro tipo de subsidio. Vivo sin ello. Renuncié a ello. En 2001 no cobraba nada y tuve problemas económicos hasta que el presidente Ciampi me nombró senadora vitalicia".

Empezó tarde sus estudios (su padre consideraba que no eran prioritarios para las mujeres), logró el Nobel a los 75 años y ahora, a los 99, dirige las investigaciones de su laboratorio romano cada mañana y por las tardes trabaja en su fundación dedicada a mejorar el nivel educativo de las mujeres africanas.

Extremadamente menuda y de andar inseguro sobre sus delgadas piernas, Rita Levi-Montalcini entró ayer en el Paraninfo renunciando con pundonor y sonrisa de satisfacción al apoyo que alguna mano le ofrecía. Luego dictó su conferencia sin papeles y sin tropiezos. La inició con un encendido homenaje a Santiago Ramón y Cajal, Nobel de Medicina en 1906, al que no conoció personalmente, pero por el que siente una admiración profunda: "Ha sido el gran neurólogo de todos los tiempos. No hay nadie comparable a él. Fue una persona excepcional desde el punto de vista científico, artístico y moral". Después, en el Paraninfo, contó cómo el Nobel español intercedió por su maestro Giuseppe Levi para que fuera excarcelado en plena dictadura de Mussolini.

Rita Levi-Montalcini se declara de izquierdas y laica y está incursa en la modernidad de la era digital, pero siente un rechazo visceral a ciertos ensayos genéticos. "Con fines terapéuticos, bien, pero los niños a la carta como quería Hitler, ¡nunca!".

Hispanoamérica y la clase media

Latinoamérica: la clase media es clave

Los profesionales, trabajadores cualificados y pequeños y medianos empresarios son actores decisivos en el futuro de la región. De hecho, su influencia ya es perceptible en los cambios más positivos de los últimos años

BERNARDO KLIKSBERG El País, 24/10/2008

Una tercera parte de la población latinoamericana pertenece a las clases medias. Pero su peso real en la sociedad es mucho mayor que su tamaño. Las clases medias tienen roles clave en el aparato productivo. Son la principal fuente de empleo; se estima que el 95% de las empresas de la región son pequeñas y medianas; ellas generan 160 millones de puestos de trabajo. También son el gran mercado de consumo y quienes dinamizan el mercado de la cultura, componen las audiencias masivas de los teatros, leen libros, compran periódicos. Pesan fuertemente en las elecciones. Participan masivamente, activan, se mueven. Empujaron el terremoto político que ha cambiado en los últimos ocho años la distribución de poder en la región. Y son la base de las ONG.

Crece en la zona el interés por los modelos nórdico y español, junto a los de Europa occidental
Aquí, los peligros del capitalismo salvaje no son una teoría, son la biografía de mucha gente
Su vida ha sido difícil en las últimas tres décadas. Se ha caracterizado, entre otras, por las siguientes vivencias históricas:


1. Vulnerabilidad. En los ochenta, la década perdida para el crecimiento, y en los noventa, la década perdida para la equidad, las políticas económicas ortodoxas debilitaron sus bases económicas. Redujeron y complicaron las posibilidades de ser pequeño y mediano comerciante o industrial, profesional independiente, funcionario público estable; concentraron el crédito, degradaron las jubilaciones, aumentaron el desempleo y la informalidad; desarticularon el Estado, privatizaron la salud y buena parte de la educación. En los noventa, las tasas de desempleo profesional se duplicaron en Brasil, Colombia y Ecuador, se multiplicaron por 5,5 en Argentina. La distribución del ingreso varió sustancialmente. En Argentina, el coeficiente Gini que la mide saltó de 0,50 a 0,59 entre 1990 y 2002. En los años de Menem, siete millones de personas, el 20% de la población, dejaron de ser clase media para convertirse en "nuevos pobres". Los Ginis eran después de los noventa superiores al 0,58 en Brasil, México, Ecuador, Paraguay y Honduras, entre otros. Mientras que las distancias entre el 10% más rico y el 10% más pobre son en España de 10 veces, en América Latina están cerca de las 50 veces.
Amplios sectores de los estratos medios acorralados optaron por la migración. En los noventa, un millón de ecuatorianos, el 8% de la población, dejó el país.


2. Impactos psicológicos devastadores. En pocos años, gruesos sectores de los sectores medios que soñaban con movilidad se convirtieron en "nuevos pobres". Conservaban la cultura, los modales, los valores y las aspiraciones de la clase media, pero sus realidades eran de cruda pobreza. Se produjeron daños severos. Según un estudio de la Universidad de Buenos Aires, muchas familias "implosionaron". El cónyuge masculino, con la autoestima semidestruida, se atribuyó la culpa y tendió a "destruirse a sí mismo y destruir el núcleo familiar". Por otra parte, como lo había previsto el Nobel de Economía Robert Solow, al revés de lo que suponen los economistas ortodoxos, en situaciones de desempleo de extensa duración, en lugar de buscar afanosamente trabajo, muchos se retiraron del mercado laboral por el temor de seguir siendo rechazados una y otra vez. En un reportaje a un ex clase media devenido "cartonero" en Buenos Aires, a la pregunta de cómo se sentía revisando cubos de basura, contestó: "Al menos sé por la mañana que a las seis de la tarde (cuando se revisan los cubos) tengo algo que hacer". Las políticas sociales deben aprender que trabajar con pobres no es lo mismo que con "nuevos pobres".

3. La resistencia. La clase media inventó estrategias inéditas para sobrevivir. En algunos grandes centros urbanos se extendió la "economía de canje". Se canjeaban "saberes". Los dentistas y contables atendían y eran pagados en especies u otros conocimientos por artesanos, productores caseros de alimentos o electricistas. Se llegó a crear una moneda para los canjes.

4. La protesta. Los sectores medios fueron clave en los grandes movimientos por el cambio del fundamentalismo de mercado hacia modelos inclusivos que se dio en la década en curso. Fueron muy activos en que 13 presidentes latinoamericanos no pudieran terminar sus mandatos entre 1993 y el 2006. Alentaron una renovación profunda de los liderazgos, las políticas económicas, el rol del Estado y el refortalecimiento de la política social. Fueron clave en experiencias exitosas como la del presupuesto municipal participativo que, nacido en Porto Alegre, se extendió con su apoyo a decenas de ciudades del Brasil y otros países, o en los logros de Rosario, en la Argentina, basados en cogestión ciudadana que merecieron el Premio de la ONU a la ciudad mejor gestionada del continente.

5. La tentación autoritaria. Cuando se pregunta en el Latinobarómetro qué problemas les preocupan más, los latinoamericanos, y en proporciones aún mayores las clases medias, contestaron que la inseguridad laboral (la desocupación bajó sensiblemente pero temen por la estabilidad de su trabajo) y la inseguridad ciudadana. El reclamo es totalmente legítimo. El número de homicidios subió de 12 por 100.000 habitantes por año en 1980 a más de 30 actualmente. Algunos de los grupos más reaccionarios de las sociedades de la región están proponiendo un alivio fácil para esa ansiedad real: la mano dura. La propuesta incluye bajar la edad de encarcelamiento de los niños, reducir las garantías procesales, dar más mano libre a la policía, multiplicar los recursos en seguridad, ampliar las cárceles. No da resultados. En los países en que se ha aplicado, las prisiones se sobrehacinaron apiñándose de jóvenes y la delincuencia siguió aumentando. Un estudio reciente (AID) sobre Centroamérica dice que la única explicación para seguir insistiendo en la mano dura frente a su fracaso es que a través de ella los sectores más derechistas logran votos, y las élites de poder tradicional desvían la atención de los problemas sociales de fondo.

Efectivamente, habría que diferenciar entre el crimen organizado (bandas del narcotráfico, secuestros, trata de mujeres y niños...), a las que se debe aplicar el máximo peso de la ley, y una delincuencia juvenil que crece fuertemente, y detrás de la cual está el hecho de que uno de cada cuatro jóvenes de la región está fuera de la escuela (desertaron por pobreza) y del mercado laboral. Para esos jóvenes hay que tender un "puente de inclusión" con políticas públicas que les ofrezcan oportunidades de terminar la secundaria y trabajos que fortalezcan sus núcleos familiares.

Ciertos sectores de las clases medias han asumido con facilidad las ilusiones de respuesta simplificadora e inmediata que da la mano dura, y le están sirviendo de respaldo social. La opción mano dura frente a la de enfoque integral ante a la inseguridad, arrancando de sus raíces sociales, es uno de los dilemas que tienen los estratos medios por delante. Urge mejorar la calidad del debate en este tema crucial para la democracia en la región.

6. El cambio de referencia. Las duras experiencias que padeció la clase media latinoamericana derribaron muchos mitos bastante antes que las actuales implosiones de Wall Street y el sistema financiero mundial. De ahí que las encuestas regionales hayan mostrado desde el 2000 su viraje de la confianza ciega en la "mano invisible" del mercado hacia modelos más equilibrados. Los peligros del capitalismo salvaje no son teoría en la región, sino que forman parte de la biografía personal de muchos. El interés en los modelos de Europa Occidental, sobre todo los nórdicos, y en la experiencia española, ha crecido fuertemente.

La situación mejoró significativamente para los estratos medios en el marco de los nuevos modelos, y la prosperidad de la región en los últimos cinco años. En Argentina, la clase media recuperó posiciones rápidamente; en Brasil sería hoy, según estimaciones, el 52% de la población. Sin embargo, está muy distante de estar consolidada. Así, sólo el 11% de los jóvenes de Chile y México se gradúa en la Universidad. Las nuevas realidades económicas mundiales pueden afectar severamente a un continente altamente vulnerable, donde, a pesar de los avances, 200 millones (37% de la población) viven en pobreza, y que es el más desigual de todos (el Gini es 0,51 comparado con el muy malo 0,40 mundial).

Algo está claro. La clase media no será más "carne de cañón" de experimentos económicos como las políticas ortodoxas dogmáticas. Se ha concienciado, aumenta su participación y será un actor decisivo en la modelación del futuro de la región.

Bernardo Kliksberg, economista y asesor de Gobiernos y organizaciones internacionales, es coautor junto al premio Nobel Amartya Sen del libro Primero la Gente (Deusto, 2008).

Represión franquista a los obispos honestos

"Canallada" a un obispo
La policía franquista simuló varias visitas de un prelado antinazi a un prostíbulo de Barcelona para obligarlo a retirarse


JUAN G. BEDOYA El País, 25/10/2008

Que un obispo famoso en la España de Franco, nacionalcatólica a machamartillo, sea sorprendido en una casa de citas cohabitando "en una cama de las llamadas de matrimonio" con una prostituta produjo "sensación y estupor por la personalidad del hallado" a los policías encargados de redactar el informe, calificado de "reservadísimo". Ocurrió, según el atestado, el 18 de agosto de 1952. Diez años más tarde, Franco se hizo entregar otro informe, éste del Servicio de Información Militar, reconociendo que todo había sido un montaje, con "dobles del obispo", para acabar con un prelado incómodo para el régimen franquista por sus doctrinas antinazis.

Franco ofreció a Fidel García una reparación por el 'montaje', y el cardenal Tarancón no quiso remover el escándalo


A Franco, curado en 1962 de entusiasmos fascistas por razones geopolíticas, le remordía la conciencia aquella canallada y ordenó a su ministro de Justicia, Antonio Iturmendi, que ofreciese al desgraciado prelado la reparación que precisase, siempre que no fuera pública. Éste, ya anciano, rechazó con energía el ofrecimiento. Prefirió continuar "con el martirio hasta la muerte". El dictador lo habló más tarde con Manuel Fraga, su ministro de Información, que lo cuenta en las Memorias. Para entonces, la mala fama del obispo era vox populi. Paul Preston alude al "lujurioso incidente" en la biografía de Franco, dándolo por cierto.

El obispo con el que quería acabar la dictadura en 1932 tenía entonces 72 años y se llamaba Fidel García Martínez. Hijo de un humildísimo peón caminero, había nacido en 1880 en Soto y Amío (León) y estudiado en la Universidad Pontificia de Comillas, donde fue el alumno mimado de los jesuitas por su extraordinaria inteligencia. Brillante teólogo y escritor, llega pronto a obispo, con sede en Calahorra. Él mismo aborta, en cambio, su ascenso a la sede primada de Toledo para sustituir en 1931 al cardenal Pedro Segura, pese a la insistencia de Roma, que
lo consideró siempre entre los más inteligentes del episcopado. Lo demostró con creces en el Concilio Vaticano II, donde se destacó de entre los prelados españoles, según escribe el historiador Josep M. Piñol en La transición democrática de la Iglesia católica española. Para entonces, Fidel García llevaba retirado con los jesuitas en Deusto (Bilbao) varios años, tras las brutales maquinaciones del franquismo contra él. Murió en 1973, a los 93 años.


El golpe militar del 18 de julio de 1936 sorprende al obispo Fidel García en Calahorra. Viaja enseguida a Logroño con la idea de mitigar matanzas y represiones. En 1937 publica en su boletín diocesano la encíclica Mit Brennender Sorge (Con ardiente preocupación), con la que Pío XI condena severamente el nazismo. Franco había dado órdenes tajantes de evitar la publicación en los territorios bajo su control de la famosa execración papal contra su socio bélico Adolf Hitler. El prelado de Calahorra fue el único que ignoró las órdenes del caudillo golpista. Para subrayar su combate contra todo totalitarismo ateo, dio un paso más. Publicó una larga y vibrante Instrucción pastoral sobre algunos errores modernos, entre otros el nazismo y el comunismo, y en defensa de "la libertad y la dignidad del hombre frente al Estado".

Era más de lo que el generalísimo Franco y la Gestapo hitleriana, que campaba en España a sus anchas, podían soportar. Incluso los obispos de la época, en su mayoría entregados al nuevo régimen, consideraron la pastoral de su colega un "gran error". "¿No decían que era tan listo? ¿A quién se le ocurre meterse en esos temas?", criticaron.

Ahí empieza el calvario del obispo de Calahorra. Pese a llevar treinta años en la sede riojana y recibir en ese tiempo varios homenajes de respeto y admiración por "su santidad", empezaron a circular rumores sobre andanzas por prostíbulos de Barcelona y París y sobre su vida disoluta. La campaña de calumnias arreció en los momentos más críticos del franquismo, aislado internacionalmente y entregado sin condiciones a los alemanes. "Me lo voy a acabar creyendo hasta yo", confió a varios de sus acongojados colaboradores el paciente prelado.

"Entre 1950 y 1952 se culminó la canallada", en palabras del magistrado emérito del Tribunal Superior de Madrid Antonio Arizmendi, que acaba de publicar con el historiador Patricio de Blas un minucioso informe sobre el caso con el título Conspiración contra el obispo de Calahorra. Denuncia y crónica de una canallada (Editorial Edaf). Hijo del abogado de la diócesis de Calahorra cuando Fidel García decidió dimitir, Arizmendi lleva décadas denunciando "la felonía que sufrió el prelado" y ofrece datos, documentos y nombres de una trama en la que aparecen Franco y la Gestapo, los ministros Fraga e Iturmendi, e incluso el yerno de éste, Alfonso Osorio, más tarde vicepresidente del Gobierno con Adolfo Suárez.

El informe policial "reservadísimo" que se guarda en el archivo de la diócesis de Barcelona (hoy, arzobispado) relata el descubrimiento del supuesto prelado en una "casa non santa" de Barcelona, donde era "un pupilo frecuente con el nombre de don Manolo". Todas las prostitutas conocían "su jerarquía eclesiástica". El supuesto prelado fue llevado "al siguiente día ante el obispo de la diócesis, doctor Modrego, ante el que reconoció sus faltas". ¿Estaba en el secreto del montaje el arzobispo Modrego, franquista redomado? Lo seguro es que su actitud, como mínimo crédula, dolió sobremanera al verdadero Fidel García. La policía concluye relatando "las andanzas mujeriegas anteriores" del supuesto prelado en los mejores hoteles y cabarés de Barcelona y París. El informe relata incluso cómo "efectuaba sus rápidos cambios de personalidad en los retretes de las estaciones".

"En esta historia de canallas hay dos montajes igualmente vituperables. El primero, el que culminó en agosto de 1952, es el más infame de los dos. Pero el segundo, el de 'cuanto más tarde se sepa, mejor', es el más cobarde porque, además, lo han querido disfrazar de prudencia", afirma Arizmendi. Incluso ahora, denuncia, los obispos no quieren saber nada de rehabilitar el buen nombre de su ilustre predecesor. Quien peor se portó es el cardenal Tarancón, al que señala como "amigo de Franco". En carta a Arizmendi, de 14 de febrero de 1982, el famoso prelado dice: "Monseñor Fidel García fue un gran obispo, pero la verdad es que no sé cómo se pueden encauzar las cosas para reivindicar su memoria". -

"Canallada" a un obispo es un reportaje del suplemento 'Domingo'

Entrevista a Jeremy Rifkin

ENTREVISTA AL ECONOMISTA JEREMY RIFKIN
'El sueño americano ha muerto por exceso de riesgo, ingenuidad y avaricia'


Jeremy Rifkin, presidente de la fundación de Tendencias económicas.
Actualizado sábado 25/10/2008 16:24 El País,

CARLOS FRESNEDA

NUEVA YORK.- Profeta en Europa antes que en su propia tierra, considera que la globalización ha tocado techo en la crisis financiera. El economista que más ha hecho por las energía renovables ondea estos días la bandera de la tercer revolución industrial, entre las ruinas neoliberales y en vísperas de unas elecciones en EEUU que tienen en vilo al planeta.

PREGUNTA.- Usted lleva años anticipando el advenimiento de la Tercera Revolución Industrial. ¿Hasta qué punto la crisis del sistema financiero y la recesión pueden retrasar los planes?

RESPUESTA.- Nos ha tocado vivir tres crisis simultáneas que pueden crear el escenario de una tormenta perfecta. Estamos sentados al borde del abismo y existe el riesgo de un cataclismo global (...) Las tres crisis a las que me refiero son la financiera, la de la energía y el cambio climático. En estos momentos se alimentan entre ellas y están creando la partida final de la segunda revolución industrial.

P.- ¿Qué le parece la respuesta de la Administración Bush a la crisis financiera?

R.- La crisis crediticia ha estado gestándose desde hace 18 años: la deuda acumulada es de billones y billones de dólares, así que poco se va a tapar dándoles 700.000 millones a los bancos... Salimos de la recesión de los años 80 endeudándonos hasta el cuello, principalmente con tarjetas de crédito y luego también con las hipotecas que no podíamos pagar. Las economías de China, la India y otros países crecieron sobre los hombros de nuestros consumidores (...)

P.- ¿Y qué cabe esperar para los próximos meses?

R.- La crisis crediticia va a actuar como un tsunami. Las instituciones financieras y los mecanismos de crédito están tan interconectados que no va a haber escapatoria, ni en Europa ni en Asia.

P.- ¿Qué le recomienda a Zapatero cuando hablan de energía nuclear?

R.- No se puede crear una globalización sostenible con tecnología de la Segunda Revolución Industrial... Las 443 plantas nucleares que funcionan hoy en el mundo producen apenas el 5% de la energía. Muchas de ellas son realmente viejas y necesitarían reemplazarse en los próximos 25 años. Para tener un impacto real en la lucha contra el cambio climático (para llegar, digamos, al 20% de las renovables) haría falta construir 4.000 plantas nucleares, y eso teniendo en cuenta que en el 2035 puede existir ya un déficit de uranio.

P.- ¿Cómo ve a Zapatero en esta crisis?

R.- Creo que Zapatero es un buen líder, pero está en una posición difícil, todos los países lo están. Como otros líderes, va a tener que remangarse, dejar a un lado las diferencias políticas y sentar en la misma mesa a los empresarios y a la sociedad civil para trazar un plan económico. España es líder mundial en energías renovables, tiene a empresarios visionarios como Entrecanales y un potencial muy grande, pero necesita urgentemente un plan. Y hablo de tres a seis meses como máximo. En momentos de crisis, uno puede dedicarse a apagar fuegos todos los días o a intentar ver más allá del bosque.

La cuestión

¿Estamos asistiendo al fin del sueño americano?

Lo que hemos visto estos días ha sido efectivamente el colapso del sueño americano. No sólo han caído las instituciones financieras, ha caído el sueño basado en la fe ciega en el mercado, la creencia de que si cada uno persigue su riqueza individual el mercado se encargará del resto... El sueño ha muerto por exceso de riesgo, autoindulgencia, ingenuidad y avaricia. A los estadounidenses nos gusta seguir pensando que somos el mejor país, que todos se miran en nuestro espejo. Pero lo cierto es que el sueño americano empezó a romperse en los años 60.

Un periódico del Infierno

Lo encontré tirado en un parque. Era oscuro con letras blancas y estaba redactado en latín, por lo que a veces me era un poco difícil seguir lo que decía, sobre todo las paráfrasis de las denominaciones modernas. Su título podríamos traducirlo por El Eco Circular. Como siempre, lo empecé por la sección de cotilleos, porque a mí, la verdad, la política no me interesa gran cosa. Venían las últimas noticias sobre Lindsay Lohan, y mucha, mucha, mucha publicidad, pero poca cosa más. El editorial se deprimía mucho por el desastre del Capitalismo y no auguraba nada bueno al Bajísimo, sus pompas y sus obras, quiero decir, sus negocios: Animus bassus regnat in Wall Street aliisque foris mundanis. En cuanto a deportes, todo estaba lleno de escándalos de dopaje y equipos italianos. En política, casi todo eran elogios de Johannes McCain y trapos sucios de Baracus Obama y de opositores a Putin y a dictadorzuelos árabes, hispanoamericanos, africanos y asiáticos. Había un artículo muy interesante, De Al Caëda apud Arabas insectanda. Etiam regimen Arabiae Saudianae tromocratas persequitur. La parte de sucesos estaba llena de disquisiciones teológicas. Ahora, la sección Cultura era magnífica: unas reseñas profundas y una sección de crítica de cine bestial, en especial de películas de terror, con mucho fundamento y conocimiento de causa; no sabía yo que los diablos fueran tan cinéfilos. Lo mismo podía decirse de la de TV: estaba toda la programación de canales de televisión con críticas detalladas e incluso una peculiar clasificación moral que iba hasta los cinco tridentes de excelencia. Me extrañó, por cierto, la baja calificación que le daban a De amore et urbe (Sex and the City). Por lo demás, parecía como si los demonios se pasaran todo el tiempo viendo la televisión.

En fin, una prensa tan mala como la nuestra.

Vanguardias bélicas

Vanguardias bélicas

ANTONIO MUÑOZ MOLINA El PAÍS, 25/10/2008

Lo que da más miedo en la doble exposición sobre las artes de vanguardia y la Primera Guerra Mundial que ha organizado el Thyssen este otoño no son las máscaras expresionistas de Otto Dix o de Grosz ni las vacuas alegorías sobre los cuatro jinetes del Apocalipsis en las que incurrieron tantos artistas de la época. Lo que da miedo de verdad es ver esas fotografías de las muchedumbres joviales que ocuparon las calles de las capitales europeas el 1 de agosto de 1914 para celebrar la declaración de guerra: hombres jóvenes, delirando de alegría, vestidos con los trajes claros y los sombreros redondos de paja del verano, dispuestos a arrojarse cuanto antes a la mayor matanza que había conocido el mundo hasta entonces, arrebatados por una insensata apetencia de destrucción, con gran contento de la casta política que había alimentado patriotismos feroces y ahora se disponía a abastecer los vastos mataderos de hombres, y a plena satisfacción de los honrados industriales y comerciantes que iban a hacerse de oro gracias a una demanda ilimitada de todos los bienes que mantienen en marcha la maquinaria de la guerra, desde el acero para los blindajes y los cañones hasta la tela para los uniformes y los cordones para las botas de las futuras víctimas.

Aparte de toneladas de muertos y continentes de ruinas, el entusiasmo por la guerra genera excelentes beneficios y vapores tóxicos de literatura. Cerca de la foto aterradora de las muchedumbres de jóvenes enajenados por la expectativa de matar como fieras y morir como reses, en el instructivo panel de entrada a la exposición hay otra de uno de los mayores cretinos del siglo XX, el botarate Marinetti, inventor de la prosa idiota, y tal vez por eso tan imitada, de los manifiestos futuristas, y de ese exabrupto de que la guerra es "la gran higiene del mundo". Pero no fueron menos tarados o irresponsables la mayor parte de los intelectuales más brillantes de Europa, que se entregaron con fervor a la misma retórica homicida, disfrazándola de nobles palabras, de vaciedades provistas de mayúsculas acerca de la Cultura, la Civilización, los Bárbaros, etcétera. En el verano de 1914, Thomas Mann, Sigmund Freud, Fernand Léger, hasta Stefan Zweig, saludaban con gozo el advenimiento de la guerra. Albert Einstein se quedó solo denunciándola como una monstruosidad y vaticinando los desastres que traería consigo. Cuando el ser humano se deja intoxicar por una propensión brutal a la unanimidad agresora hasta las mentes más dignas pueden sucumbir al contagio, y el que se atreve a disentir se juega la vida: entre la burda marea de patriotería que anegó Francia entera sólo Jean Jaurés tuvo la decencia de llevar la contraria en nombre de los principios de fraternidad universal que sus correligionarios socialistas habían traicionado. Le pegaron un tiro y su entierro no alteró los grandes fastos con banderas. En el ensayo que acompaña el catálogo, y que es un libro extraordinario en sí mismo, Javier Arnaldo, el comisario de la exposición, escribe con apasionada claridad: "Uno se pregunta qué fuerzas anulan universalmente la capacidad de análisis de las personas en algunos momentos históricos".


Entre la plaza de las Descalzas y el paseo de Recoletos va uno sin sosiego rumiando su indignación en las dulces mañanas otoñales de Madrid. Artistas, literatos y filósofos palabreros europeos habían escrito toda clase de tonterías sobre las bondades de la guerra antes de 1914. Javier Arnaldo explica lo que nadie sabe o quiere saber, que la vanguardia artística fue tan vehemente como la extrema derecha en su belicismo canallesco. El ansia de destrucción que ese verano estalló en Europa llevaba años agitando las artes, segregando una retórica guerrera y nihilista que abarataba la saludable rebeldía contra lo académico iniciada en los tiempos de Baudelaire y de Manet convirtiéndola en una especie de señoritismo gamberro. Algunos de los exaltados que reclamaban en los cafés el advenimiento de un nuevo mundo y de un nuevo arte traídos por la destrucción y por las máquinas se encontraron poco tiempo después atrapados en el cieno de las trincheras, viendo con sus propios ojos el cumplimiento literal de lo que habían anhelado. Otros, desde luego, tuvieron la conocida astucia de ahorrarse a sí mismos la ocasión de morir heroicamente o sufrir mutilaciones horribles que tan admirable les parecía, cumpliendo el poco glorioso axioma de que quienes alientan o celebran la guerra o se aprovechan de ella raras veces sufren alguno de sus inconvenientes.

Un tono lúgubre, una pesadumbre insana, acompañan el tránsito por la exposición, como si atravesáramos un túnel demasiado largo en el que respirar se va haciendo más difícil. El verdadero espanto de la guerra no puede ser comunicado, a no ser por el talento y el asco de Goya. Por comparación con la experiencia de los que la han padecido el arte incurre muy fácilmente en la gesticulación o en la banalidad, a menos que se aproxime de una manera lateral, con cautela, casi con sigilo, con el pudor respetuoso que merece el sufrimiento, o con la rabia justiciera con que ha de acusarse a los culpables y a los aprovechados y a los proveedores de mentiras que legitiman el degüello. Las grandes deflagraciones de color en las que las figuras humanas apenas existen o se deshacen como en la explosión de una bomba anticipan al mismo tiempo la abstracción en la pintura y la aniquilación del individuo en los regímenes que surgieron después del gran hundimiento de una gran parte de Europa en 1918. Libre de la boba reverencia que casi todos prodigamos a los hacedores del arte moderno, Javier Arnaldo no suaviza su parte de responsabilidad en la masacre: "El idioma de la vanguardia enardecía los ánimos temerarios y prestaba sus técnicas a la propaganda figurativa del belicismo".

Lo imagino navegando con su impetuosa erudición entre colecciones de pintura y archivos de guerra, exhumando en las hemerotecas los testimonios del delirio infame al que sucumbió lo más selecto, lo más civilizado, lo más avanzado de la cultura europea. En medio de tantos chafarrinones de barbarie disfrazada de modernidad, de sofisticadas invitaciones al exterminio, Javier Arnaldo dispone en puntos diversos de la exposición, como piedras que indican un sendero, algunas obras, casi siempre menores en su formato o en su soporte -acuarelas, dibujos, grabados-, que cuentan de algún modo la verdad de la guerra y, como él dice, "expresan escuetamente la desventura humana e invitan a la compasión": paisajes de trincheras y árboles talados de Max Beckmann; retratos a lápiz de soldados de Mario Sironi; las imágenes de mutilados y convalecientes en un hospital de Ossip Zadine; los soldados trepando sobre la trinchera al principio de un ataque, dibujados con una rápida caligrafía de tinta china por André Dunoyer de Segonzac, que los vería caer de nuevo segados por la metralla unos momentos más tarde; una llanura lunar de cráteres de bombas iluminada por las bengalas nocturnas, en un boceto al pastel de Otto Dix; unas caricaturas de militares de Paul Klee, dibujadas tan livianamente que la pluma casi no roza el papel. Como viene ocurriendo en el siglo sombrío que empezó en 1914 y todavía no termina, muy pocos nombres propios nos salvan de la vergüenza.

¡1914! La vanguardia y la Gran Guerra. Museo Thyssen-Bornemisza y Fundación Caja Madrid. Hasta el 11 de enero de 2009. www.museothyssen.org/ y www.fundacioncajamadrid.es

miércoles, 22 de octubre de 2008

La otra sentimentalidad y Javier Egea

La necesidad de volver a soñar

Un libro de homenaje resalta en Granada la importancia de la poesía de Javier Egea

FERNANDO VALVERDE - Granada - El País, 27/10/2004

Un libro resalta la importancia de la poesía de Javier Egea, un escritor que abrió nuevos rumbos en la literatura española y al que Granada recuerda con distintas iniciativas. Entrevista a Antonio Zurera, director de la I Muestra Internacional de Cine de Animación de Córdoba. Un libro repasa las relaciones entre Cádiz y Gibraltar a través de la prensa.

A los 16 años, un joven al que todos llamaban Quisquete comenzaba a escribir sus primeros poemas. Una tarde, al salir de su casa, se encontró con un amigo de su hermana que colaboraba con una revista literaria y le preguntó si podría publicar allí alguno de sus poemas. Se trataba de Álvaro Salvador, que aún conserva aquellos primeros textos.

En la década de los setenta Javier Egea ya tenía claro que quería dedicarse a escribir poesía. En 1972 terminó su primer libro, Serena luz del viento, y lo presentó al Premio Federico García Lorca, del que resultó finalista. En opinión de Álvaro Salvador, aquel primer poemario "era muy ingenuo, aunque ya se podía apreciar un gran talento". Un año después Egea publica A boca de parir en la colección Zumaya. Durante este periodo el joven conoce a la persona que más influyó en su obra y en su pensamiento: el profesor Juan Carlos Rodríguez, del que adoptó sus ideas de la poesía como construcción ideológica.

Pero la fecha clave para la repercusión posterior de Quisquete será 1983. Tres poetas granadinos: el joven Egea, Luis García Montero y Álvaro Salvador, publican en los Pliegos de Barataria de la Editorial Don Quijote un manifiesto que estaba llamado a cambiar el rumbo de la poesía española del momento. Bajo el título de La otra sentimentalidad los poetas defienden una poesía sin barreras, en la que la ficción pueda ser utilizada como recurso y a través de la cual pueda producirse una identificación de la gente corriente con el género. Una patada a las torres de marfil en las que se refugian muchos poetas. La fórmula se mantendría algún tiempo, el necesario para desembocar en la corriente mayoritaria de la poesía española de los últimos 30 años, la llamada Poesía de la Experiencia.


A pesar de la importancia de su obra (libros capitales como Paseo de los tristes, Troppo mare o Raro de luna) y de su influencia en la poesía española posterior, la figura de Egea permanece entre el olvido y una oscura neblina cercana al malditismo fomentada por sus frecuentes depresiones, su adicción al alcohol y su suicidio, en julio de 1999.


El pasado año se fundó en Granada la Asociación del Diente de Oro, promovida por los poetas Javier Benítez y Alfonso Salazar, con el objetivo de situar la obra del autor de Paseo de los tristes en "el lugar que merece". Entre sus actividades destacan la celebración del día de la poesía, la puesta en marcha del Premio de Poesía Javier Egea y la creación de la colección La Isleta del Moro que hace pocos días presentó su primer título, Un día feliz, un homenaje a Javier Egea en el que participan algunos de sus amigos: Consuelo de la Rubia, Pío Alcántara, Juan Mata, Álvaro Salvador, Pere Rovira, Luis García Montero, Alfonso Salazar, Mario Cuenca Sandoval, Brisa Alcántara, Javier Benítez, Ramón Repiso, Daniel Rodríguez Moya y Mariano Maresca.


Cada uno de ellos ha prestado para la edición un manuscrito del poeta aclarando las circunstancias en las que fue escrito y cómo llegó a sus manos. Trece manuscritos en su mayoría inéditos que van acompañados de una anécdota, un espacio de tiempo compartido.

Javier Egea renunció a seguir viviendo en un mundo que no le agradaba. Como afirma su hermana en el último texto que presenta el libro: "Cuando acababa de cumplir cuarenta y siete años su alma volvió a estar herida de desilusión. Por eso, quizás convencido de que malversaba su vida en un mundo que ya no tenía sentido para él, sintió la necesidad de volver a soñar".

Las injurias de Luis García Montero

Juicio por injurias al poeta Luis García Montero

V. CORTÉS - Granada - El País, 23/10/2008

El poeta y profesor de la Universidad de Granada, Luis García Montero, acusado de injurias graves por un compañero de departamento, negó ayer haber tenido ánimo de ofender en lo personal al querellante, el profesor José Antonio Fortes, y aseguró que escribió un artículo en EL PAÍS que lo cuestionaba para contestar públicamente a unas opiniones que generan "dogmatismo y sectarismo" en el alumnado.

Fortes, al que calificó de "profesor perturbado", aseguró que jamás ha dicho en clase que Federico García Lorca fuera un "fascista" o Francisco Ayala un "aliado del fascismo", aunque así lo corroboraron varios alumnos y de ello tenía conocimiento García Montero, al que, según estos, criticaba también en sus clases. A él, que imparte una asignatura sobre García Lorca, y a su familia.


En una reunión de departamento en 2006, el poeta reconoce que "estalló" e insultó a su compañero. Fueron palabras duras por las críticas previas y porque, según explicó García Montero al juez Miguel Ángel Torres, halló en su mesa esa mañana un texto en el que Fortes lo responsabilizaba, en cierto modo, del suicidio de su amigo Javier Egea. Tras la discusión se excusó en una reunión posterior.

Un mes después publicó el artículo para "descalificar" esas opiniones en público y lo hizo porque defiende, según dijo, "la libertad de expresión". Fortes no cree que sea un "exceso verbal" y le acusa de injurias. No dio por zanjado el asunto. En su opinión, las manifestaciones de García Montero han "menoscabado" su trabajo.

Entrevista con un neurólogo

ENTREVISTA: RICHARD J. HAILER Experto en neurología (Universidad de California en Irving)

ALICIA RIVERA - Madrid - El País, 22/10/2008

Richard J. Hailer, experto en neurología pediátrica, investiga en qué se diferencian los cerebros de los hombres y los de las mujeres. Primero, en busca de información neurológica básica, pero también para abrir vías hacia el estudio de los daños cerebrales y algunas soluciones. La importancia de su trabajo radica precisamente en eso, recalca, aunque a menudo le hacen chistes manidos del tipo: "¿Qué es lo que diferencia el cerebro de un hombre y el de una mujer? Las compras, o el desatino aparcando". Hailer, 59 años, profesor emérito de neurología pediátrica de la Universidad de California en Irving y especialista en estudios del cerebro con técnicas avanzadas de imagen, está pronunciando unas conferencias en España invitado por la Fundación La Caixa.


Respuesta. Hay que distinguir dos cosas. Por un lado están las características físicas del cerebro, y se aprecian diferencias; la más obvia es que el tamaño medio del de los hombres es mayor. La segunda cuestión es si estas diferencias se relacionan o no con otras mentales porque hombres y mujeres pueden tener inteligencia equivalente aunque la media del volumen cerebral de los primeros sea mayor. Tal vez las mujeres no necesiten tanta cantidad de cerebro para ser igualmente inteligentes.

P. ¿Para qué sirven estas comparaciones?

R. La evolución ha generado al menos dos formas de organización del cerebro para hacer las mismas actividades mentales. Y esto es muy importante cuando se producen daños en el cerebro. Por ejemplo, cuando una mujer sufre un infarto cerebral en una determinada zona puede padecer consecuencias cognitivas diferentes que si se produce el mismo daño en la misma parte del cerebro de un hombre. Y si el cerebro tiene diferentes formas de hacer las mismas cosas y alguien sufre un daño en una zona del cerebro, puede haber maneras de rehabilitar otras áreas que compensen esa lesión.

P. ¿Es genética la base de esas diferencias?

R. En el siglo XXI ya no hablamos de base genética o de influencia del entorno. Son conceptos del siglo pasado. Sabemos que los genes se activan y se desactivan a lo largo de toda la vida. Los mecanismos son muy complicados y sólo ahora se empiezan a entender, pero sabemos que los factores del entorno contribuyen a la activación y desactivación de algunos genes. Los genes se expresan dependiendo, en parte, del entorno.

P. ¿Hay diferencias en patologías mentales entre hombres y mujeres?

R. Algunas enfermedades se dan más frecuentemente en hombres y otras en mujeres, como el autismo, que se da mucho más en hombres. En cambio, la depresión parece que es más común en mujeres.

P. ¿Cómo detectan los científicos esas diferencias cerebrales por sexos?

R. Mediante técnicas de imagen. Con diferentes tipos de resonancia magnética se puede ver la estructura cerebral o las funciones, con la tomografía por emisión de positrones vemos el uso energético del cerebro... Con todas estas técnicas se aprecian diferencias entre hombres y mujeres, pero recuerde que éstas son sólo una parte, y la otra es relacionarlas con las capacidades mentales, y eso es más difícil. Nuestras investigaciones muestran que cuando relacionamos características del cerebro con los test de cociente de inteligencia (CI) están implicadas diferentes áreas en hombres y mujeres, aunque unos y otros tengan el mismo CI.

P. ¿Estas diferencias pueden ser utilizadas como argumento de discriminación?

R. El conocimiento que tenemos de esas diferencias actúa en contra de la discriminación: hemos visto que en la mayoría de los aspectos hombres y mujeres son iguales, y algunas pocas cosas distintas a veces son a favor de las mujeres.

P. Aparte del volumen cerebral, ¿qué otras marcadas diferencias hay?

R. Por ejemplo, las fibras que conectan los dos hemisferios del cerebro son más gruesas en las mujeres, parece que tienen más conexión entre la parte izquierda y derecha. Todavía no entendemos exactamente qué significa esto. Todo el cerebro funciona en conjunto, como una orquesta. Lo que no está claro es cómo actúa el director. Y esta organización de la orquesta puede ser diferente en hombres y en mujeres, dependiendo de la tarea cerebral que se esté realizando, incluso con diferentes áreas activadas.

P. ¿Se aprecian las diferencias ya entre niños y niñas?

R. Empiezan en la infancia, pero algunas no son obvias entonces, como la habilidad aritmética. Los niños y niñas son iguales en esto, pero, luego, parece que a las matemáticas más avanzadas se dedican más hombres que mujeres. Esta diferencia se aprecia sobre todo en el extremo de la distribución de población, en personas con rendimientos muy altos

P. ¿Y los homosexuales?

R. Éste es un tema en el que no tengo conocimientos, y como científico tengo que darle respuestas basadas en datos y en conocimientos.

P. ¿Son distintos los cerebros de hembras y de machos en otros primates?

R. Tampoco respecto a esto tengo conocimientos.

P. ¿Qué es la inteligencia?

R. Es lo que uno hace cuando uno no sabe qué hacer. Llego a Madrid, hablo muy poco o nada de español y no sé qué hacer, alguien que me vea pensará que soy estúpido. Pero con inteligencia puedo averiguar cómo salir adelante. Otra definición se basa en las diferencias en aprendizaje, memoria y razonamiento.

P. Pero ambas definiciones parecen la misma porque usted averigua qué hacer en una situación desconocida aprovechando la experiencia, el recuerdo, el razonamiento...

R. Sí, una es una definición más formal que la otra de lo mismo. Unos individuos recuerdan más que otros, unos aprenden más rápido que otros y unos razonan mejor que otros. Llamamos inteligencia a esas diferencias. Pero puede haber otras definiciones de inteligencia.

P. ¿Se distinguen mente y cerebro?

R. Sea lo que sea la mente, procede del cerebro. No tiene mucho sentido hacer esa distinción, muy poca gente considera ese dualismo. Con las técnicas de imagen cerebral estudiamos la consciencia. El anestesista te pone inconsciente mediante fármacos cuando te van a operar y al acabar la cirugía te hace recuperar la consciencia. ¿Cómo funcionan estos fármacos en el cerebro? Lo hemos estudiado anestesiando a personas y aplicando técnicas de imagen para intentar entender las áreas del cerebro que se activan y desactivan cuando el individuo está consciente o inconsciente, así como el interruptor que los fármacos activan o desactivan. Lo estamos investigando, pero es muy difícil.

P. ¿Son las diferencias cerebrales entre hombres y mujeres mayores que la diversidad entre individuos de la especie?

R. En la mayoría de las tareas, las diferencias entre la población son superiores a las diferencias entre hombres y mujeres, aunque hay algunas características específicas.

P. ¿En qué tareas son mejores o peores unos y otras?

R. Hay ciertas tareas verbales en que las mujeres son mejores que los hombres. Pero la mayor diferencia está en determinadas habilidades de visualización espacial, en las que los hombres, sobre todo en el extremo superior de rendimiento, son mejores que las mujeres. Esto puede ser una explicación de por qué hay muchas mujeres en todos los campos de la ciencia -el 50% o más en las ciencias de la vida-, pero no en matemáticas, física e ingeniería. Es controvertido si esto se debe a razones sociales o culturales, o realmente a diferencias en estas habilidades de razonamiento matemático y espacial a rendimientos muy, muy altos.

P. ¿Y entre grupos étnicos, se aprecian distinciones cerebrales, por ejemplo, entre población blanca y negra?

R. Esto es muy, muy complicado, no tengo datos al respecto.

P. Hace unos meses el premio Nobel James Watson hizo unas declaraciones muy controvertidas por su sesgo racista.

R. Es complejo. Parece que puede haber alguna diferencia entre algunos grupos de personas, pero no está claro qué es lo que causa estas diferencias, si son de entorno, de educación, de diferencia entre ricos y pobres... Necesitamos antes explicar, por ejemplo, cómo la educación aumenta la inteligencia. Sabemos que la educación general beneficia a todo el mundo, pero no sabemos a nivel cerebral cómo funciona esto. Estuve con Watson hace poco en una reunión, no es un racista, yo creo que en este tema es muy fácil ser malinterpretado.

Escuela en casa

REPORTAJE

La casa no es una escuela

Más de 400 familias reclaman tener la posibilidad de educar a sus hijos en el hogar - España defiende que la convivencia entre los niños es una materia imposible de sustituir
PILAR ÁLVAREZ El País, 22/10/2008

El debate sobre la escolarización en casa se abre paso en España de la mano del País Vasco, donde el PP y el Defensor del Pueblo defienden su regulación, y de una realidad marcada por extranjeros que habitan parte del año en la costa. Buena parte de los socios europeos y EE UU lo permiten.


¿Es posible aprender en casa todo lo que se enseña en el colegio? ¿Pueden un padre o una madre sustituir a los profesores en la evaluación de sus hijos? Quienes defienden la educación en casa o homeschooling sostienen que sí, que los niños pueden formarse en el hogar como si fuera un aula, que su madre puede ilustrarles sobre las matemáticas mientras el padre prepara los dictados de lengua, como ocurre en otros países y como exige un grupo de familias españolas que ha llevado el debate al Parlamento vasco.

En España la escolarización es obligatoria. Educar en casa -una opción asociada a élites y a familias antisistema- es ilegal salvo en tres supuestos: enfermedad del alumno, vida itinerante o residencia en el extranjero. El resto se equipara al absentismo, un fenómeno sin cifras oficiales. La Asociación de Libre Educación (ALE) cuenta unas 400 familias en España. Esta agrupación, que tiene el respaldo del Defensor del Pueblo, ha conseguido involucrar en su causa al PP vasco, que presentará una segunda iniciativa antes de Navidad para su regulación. Los que están a favor defienden que se puede dar una atención más personalizada a cada niño. Quienes están en contra, dicen que la socialización se alcanza en la escuela y que ningún padre o madre es competente en todas las disciplinas.

Ketty Sánchez, con cuatro hijos de 7 a 13 años, lleva casi dos años enseñándoles en su casa de Irún. Quería agrupar a sus niños en un colegio concertado religioso, pero sólo entraron dos. Y decidió hacerlo por su cuenta. Ayuntamientos y servicios sociales son quienes deben controlar que los niños estén escolarizados. Lo hacen gracias a denuncias policiales o de vecinos que encuentran a los menores en la calle en horario lectivo. Pero no existe un organismo específico que controle a quienes están en sus domicilios, según un portavoz del Ayuntamiento de Madrid. Además, si el caso acaba en denuncia, lo normal es enfrentarse sólo a sanciones administrativas, como la supresión de subvenciones, explica una portavoz del Ministerio de Educación. La cuestión difícilmente entrará en el terreno penal.

"No tengo constancia de sentencias condenatorias", indica Jaime Tapia, ex juez de menores de Vitoria y miembro de Jueces para la Democracia. "Es un tema ilegal pero no implica que se produzca una infracción penal", añade. El caso de Ketty Sánchez llegó a la Fiscalía de Menores de Guipúzcoa por una denuncia de la inspección educativa que acabó archivada con ese mismo argumento. Esta mujer dirige una academia de idiomas con su marido, el norteamericano Michael Branson. Los primeros meses de homeschoo-ling, sus hijos seguían las lecciones con el manual de su antiguo colegio desde el salón. "Eran las asignaturas básicas pero enseñadas más rápido", cuenta Sánchez, licenciada en Lengua e Historia. Sus hijos dedican cuatro horas, de 9.00 a 13.00, a matemáticas, lengua, historia, geografía, literatura o conocimiento del medio. Por las tardes van a la academia a aprender inglés, alemán y euskera, dan música y juegan. Todos tocan el piano y otro instrumento. En la academia conviven con otros niños y un viernes al mes se reúnen con más familias partidarias del homeschooling. Consideran que es suficiente para que sus hijos se socialicen.

Pero, para distintos expertos, la convivencia no es completa sin pasar por las aulas. "Se trata de que coincidan edades distintas, culturas diferentes, gente con discapacidad, de otros países..., eso sólo lo puede dar la escuela", según Miguel Recio, ex miembro del Consejo Escolar del Estado. "La institución escolar contribuye a que los estudiantes aprendan a vivir juntos, a respetarse, a ser solidarios, a construir sus propios valores mediante la reflexión y el encuentro con los valores de los otros. La educación en casa tiene el serio riesgo de perder esa posibilidad enriquecedora", añade Álvaro Marchesi, catedrático de Psicología Evolutiva y Educación y ex secretario de Estado. "No es lo mismo saber que saber enseñar, ningún padre tiene derecho a dar una asignatura de manera parcial a su hijo", añade Arturo Canalda, Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid.

Los expertos establecen cuatro categorías generales de homeschooler: sectas ideológicas o religiosas, formas de vida alternativas, desencantados de la escuela que creen que pueden hacerlo mejor o quienes se adaptan, por ejemplo, a un difícil horario por estudios artísticos o deportivos. Y considera que cada forma debería considerarse de manera distinta. En lo que sí coinciden casi todos es en que no es lo mismo faltar a clase por ser absentista que por aprender en casa. Y en que debería considerarse de forma diferente.

¿Cómo está contemplado hasta ahora? La Constitución establece la obligación de una educación básica y gratuita. No alude a la escolarización. Sí lo hace la Ley Orgánica de Educación (LOE) que obliga a 10 años de escolaridad. Los padres que educan en casa se aferran a que la Constitución deja la puerta abierta y a la Declaración de Derechos Humanos, que les da un "derecho preferente" para elegir la educación de sus hijos. "Dentro del marco educativo existen centros con idearios distintos que garantizan la atención a la diversidad sin necesidad de educar en casa", rebate Javier Vidal, director general de Evaluación y Ordenación del Sistema Educativo del Ministerio de Educación. Vidal considera que permitir esta opción sería "muy difícil de controlar" porque habría que crear un sistema alternativo de seguimiento de esos alumnos.

Los padres que educan en casa se apoyan en los ejemplos de otros países (Francia, Inglaterra, Italia, Portugal o Estados Unidos, entre otros) para reclamar que no es tan difícil. Paco González, doctor en Pedagogía, mantuvo la matrícula de sus dos hijas, de 17 y 13 años, en Inglaterra cuando se mudó a Alcalá de Henares (Madrid). Se educan en casa y se examinan por libre fuera. Asegura que su modelo ha permitido "más flexibilidad" a sus hijas para descubrir lo que más les gusta. Daniela, la mayor, es una apasionada de la danza, la fotografía artística y el diseño. Para el curso que viene buscará una universidad inglesa en la que estudiar moda.

La pequeña, Stephanie, se levanta dos horas antes de empezar sus clases para tocar el piano. La familia entera se apuntó este verano a un campamento como monitores de inglés. Hacen muchas actividades juntos, algo que tampoco aprueban los expertos en educación. "Tal vez no sea bueno que coincida año tras año la autoridad académica y la autoridad familiar", señala Marchesi. "En estos modelos hay una tendencia a la sobreprotección, el niño se tiene que caer en el patio, discutir con los compañeros..., una familia no puede suplir al profesor ni a los compañeros de clase", añade Canalda.

El Defensor del Pueblo y el Defensor del Pueblo Andaluz piden a las administraciones un estudio detallado y una regularización. El último en pronunciarse ha sido Íñigo Lamarca, el ararteko (Defensor del Pueblo vasco), que en una resolución de este año resalta "la necesidad" de debatir un posible reconocimiento legal de esta fórmula con una salvedad: los derechos del niño. "Los padres no pueden dar la educación que quieran a sus hijos porque no son de su propiedad; esa educación también compete a los poderes públicos y no puede ser un subterfugio para que los padres tengan carta blanca", explica.

El Ararteko recibió una queja de Ketty Sánchez. El PP vasco también llevó su caso al Parlamento en primavera de la mano de su portavoz de Educación, Iñaki Oyarzabal. "No queremos un vacío legal que pueda desproteger a las familias", explica Oyarzabal, que pide "una regulación que garantice la educación del niño y la libertad de elección de los padres". Medio año después de la comparecencia de Ketty Sánchez en el Parlamento, el PP presentará otra iniciativa para exigir al Gobierno vasco que se pronuncie sobre la regulación antes de diciembre, antes de las elecciones. "Quieren mirar para otro lado y dejar correr la legislatura, pero volveremos a reclamar un debate", asegura Oyarzabal. A escala nacional, el PP va un paso por detrás. No exige una regulación, pero sí abre la puerta a estudiar un fenómeno "muy nuevo en España", según Juan Antonio Gómez Trinidad, portavoz popular de Educación en el Congreso. Los miembros de ALE reclaman que no obliguen a sus hijos a escolarizarse en un modelo que "no puede ofrecer todas las garantías", según Ketty Sánchez. "No da todas las garantías ni lo pretende, no puede sustituir a los medios de comunicación, a la vida, a la familia, pero todo el conjunto es mucho más útil para formar ciudadanos", rebate Miguel Recio.

La regulación por países

- España. La Ley Orgánica de Educación (LOE) establece 10 años de escolaridad obligatoria para todos los alumnos. La Constitución señala que es obligatoria la educación, no la escolarización, un extremo al que se aferran los padres que optan por enseñar en casa para exigir que se regule su opción.

- Portugal. En el país vecino se reconoce el derecho de los padres a orientar el proceso educativo de los hijos, según el Decreto Ley 556-80. Pueden educar en casa sometiéndose a evaluaciones a los cuatro, seis y nueve años.

- Francia. El código de educación francés establece que la educación es obligatoria entre los 6 y los 16 años y que puede ser impartida por instituciones públicas o privadas y uno de los padres o la persona que ellos elijan.

- Italia. El modelo italiano permite desde 1994 la educación en casa, pero establece en un decreto ley la obligación de los padres de demostrar que tienen la capacidad técnica y económica para ejercer de profesores, además de informar cada año a la autoridad competente.

- Reino Unido. La educación en casa está recogida en The Education Act (1996), que señala que los padres de hijos en edad escolar deben facilitarles la educación a tiempo completo adecuada para su edad, habilidad y aptitudes o necesidades especiales en una escuela "o de otra manera", lo que deja la puerta abierta a quienes optan por el homeschooling.

- Bélgica. Hace más de 25 años que la educación a domicilio está permitida para las familias belgas. El artículo 1 de la Ley sobre la Obligación Escolar admite esta opción, pero señala que las condiciones las debe fijar el Gobierno.